UBA Ldini

Rubén e Isidro han hablado últimamente de las universidades públicas en la Argentina. En estos días nos enteramos en los diarios de que “estudiantes” de la UBA impidieron la elección del rector. Parece que la democracia es democracia sólo si gana el que ellos creen que debe ganar. Sin duda, un concepto muy alfosinista de este sistema de gobierno.

En fin, hay tantas, pero tantas cosas que están decididamente muy mal con las universidades públicas en la Argentina que es difícil decidir por dónde empezar.

Lo primero que se me ocurre es preguntarme por qué las autoridades de la universidad deben ser elegidas de esta manera. Estoy de acuerdo con que el rector, o la máxima autoridad ejecutiva, debería surgir de un acuerdo del equivalente universitario del “board of directors” de una compañía privada. Este organismo debería estar integrado por algunos ilustres profesores, decanos, intelectuales y graduados de la universidad. Los alumnos no deberían tener ni voz ni voto. Mucho menos los empleados administrativos, mal llamados “no docentes”.

El criterio de selección debería ser básicamente el mismo que se sigue en una compañía privada: la idoneidad para el cargo.

En fin, como les comentaba a Isidro y Rubén, es un tema que en lo personal me interesa mucho y da para largo y tendido. Creo que la problemática de las universidades públicas es muy compleja y debe ser encarada de manera global. No podemos seguir con los parches.

En algún momento deberíamos plantear una reforma integral del sistema que tenga en cuenta principalmente la articulación de las universidades con la escuela secundaria, el sistema de ingreso, la administración y el financiamiento.

Pero, por supuesto, antes de empezar a hablar, es imprescindible que nos pongamos de acuerdo como sociedad en cuál va a ser el rol del sistema de universidades públicas. Si la idea es que sean una especie de club social para que adolescentes tardíos y pendeviejos de toda índole se pasen tardes de lluvia propagando el modelo marxista leninista por el mundo, creo que vamos bien. Lo mismo si pensamos que deben ser poco más que fábricas de títulos de validez universitaria.