1)
Desde fines de 2001 decidimos que esto de la normalidad no era para nosotros y volvimos a instalar a full el modelo corporativista de inspiración fascista que venimos intentando desde hace varias décadas.
Dentro de este esquema, en lugar del mercado, es el estado el que elije los ganadores. Hemos vuelto a restablecer la maraña de subsidios cruzados que existían hasta fines de los 80 y son los funcionarios de turno los que deciden arbitrariamente quien se llena de plata y quien no, de acuerdo a su apego al gobierno. En la “nueva Argentina”, el gobierno dispone libremente de miles de millones de dólares para repartir discrecionalmente entre los “empresarios” afines al régimen. De más está señalar la cantidad de voluntades que se pueden comprar con cifras de esa magnitud, desde políticos de oposición hasta periodistas, pasando por empresarios y analistas especializados.
Como en la Italia del fascismo o la Alemania nazi, en gran medida a las empresas, de privadas solo les queda el nombre. El gobierno controla los precios, la inversión, los despidos, las contrataciones, los salarios y, desde hace unas semanas, los costos.
Como pasa siempre, hay sectores que están ganando plata como nunca. Ni es sus fantasías más delirantes se imaginaron que la iban a volver a juntar con plata como ahora.
Pero este esquema dura mientras haya para repartir. A pesar de que los precios de los productos primarios que exporta el país siguen en niveles record y de la licuación de salarios y del gasto, aparentemente ya están surgiendo los primeros desencuentros.
Por otro lado, nada es gratis en la vida y más tarde o más temprano hay que pagar los costos. En el caso de la prensa, que licuó sus deudas y vive de la publicidad oficial, son las bajadas de línea y las exigencias de callarse la boca.
Como le comentaba a Guillermo, todo esto nos parece una locura a nosotros, que estamos afuera, pero me pregunto si los que se beneficiaron y benefician con esta política sinceramente pensaban que era gratis. ¿No sabían que siempre llegan las facturas?
2)
No se pierdan esta carta de lectores. Lamentablemente soy muy escéptico sobre ese tipo de propuestas. Como siempre pasó en Argentina, todo esto termina el día que cambie el contexto internacional y se termine lo que hay para repartir. El final sobrevendrá por muerte natural, no por la acción decidida de los ciudadanos argentinos.
Ese día los argentinos nos prenderemos y, como de costumbre, haremos leña del árbol caído. Nadie habrá votado nunca a Kirchner ni sus candidatos y nos preguntaremos cómo es posible que pasen estas cosas en el país. Por un tiempo. Hasta que llegue el próximo gobierno que intente dejar de lado el delirio populista y hacer las cosas con un mínimo de racionalidad. Entonces le saltaremos inmediatamente a la yugular. Dónde se ha visto.
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