Sigo insistiendo con lo mismo, somos todos progresistas. O sicobolches, como les decían en la facultad. En parte, es comprensible que sea así. Creo que nos pasó a todos en algún momento. La izquierda en cualquiera de sus versiones apela a una ficción, a la utopía, al equivalente ideológico de Disneylandia. Existe un lugar mágico en donde todos nuestros deseos se vuelven realidad, sólo hace falta desearlos. La realidad debe ser juzgada siguiendo el parámetro de ese lugar místico, la utopía izquierdista. Por supuesto, la realidad suele ser mucho menos atractiva que una realidad ideal.
En contraste, ¿qué tenemos para ofrecer los que comparten mis ideas? Nada. Mejor dicho, nada ni remotamente tan glamoroso. Sería maravilloso que el mundo fuera como lo pinta la izquierda y que todos nos amemos entrañablemente y que la gente actúe motivada por el amor y el desinterés material. Tal vez algún día lo sea. Pero, en el mientras tanto, siempre el mientras tanto, la realidad es muy distinta.
Lo máximo que podemos ofrecer los que tenemos estas ideas es la posibilidad del éxito, la oportunidad de tratar de ser felices. Desde ya, no podemos garantizar el éxito, muchos menos la felicidad. Sólo podemos decir que lo que proponemos, las ideas de la libertad, constituyen el único camino que dio la oportunidad a millones de personas de tener éxito o de tratar de ser felices. Muchas lo consiguieron, muchas no.
Nuestra propuesta puede ser más realista, pero no es ni remotamente tan atractiva como la de la izquierda. Para mucha gente el fracaso seguro es mucho más atractivo que la posibilidad del éxito. En gran medida porque las definiciones de éxito y fracaso varían según la persona y según las sociedades.
En una de sus últimas columnas, Thomas Sowell habla del enorme poder que tiene la ideología. En cierta medida es muy parecido al poder de la fe religiosa. El autor se refiere a la fantasía liberal, con acento en la i, de los grandes planes sociales de los 60 en EEUU. Pero aplica perfectamente a la ideología en general:
Before we turn to facts, we need to understand the vision. This is a vision of the world more precious than gold. To those who believe it, this vision is a treasure beyond price because it is also a wonderful vision of themselves -- and they are not likely to give it up for anything so mundane as grubby facts.
For those liberals who lived through the 1960s, that was often also the springtime of their youth, increasingly treasured as a memory, as the grim realities of old age settle down upon them today. It is expecting an awful lot to expect them to consider any alternative vision of the world, especially one that shatters the beautiful picture of themselves as wise and compassionate saviors of society.
Hola:
ReplyDeleteOjala todos pudieramos ser tan des-interesados.
Yo entiendo, tambien quiero vivir en Disneylandia.
Luis,
ReplyDeleteComo siempre muy bueno tu comentario, per en esta oportunidad voy a disentir. Yo no creo que la izquierda sea una utopia al estilo Disneylandia (de hecho yo vivo ahi y no tiene nada de izquierda!) Para ser mas preciso, no creo que esa izquierda que describis sea la que me preocupa. Es verdad que algunos la ven como un lugar donde todos nos amamos y repartimos nuestros bienes y vivimos felices. Pero esa es la imagen que el departamento de marketing de la izquierda queire proyectar. La verdad es bastante distinta: basa su fuerza en alimentar algunas pasiones humanas como la envidia, el resentimiento, la lujuria, la pereza. Estas pasiones estan presentes en todos nosotros y por eso les permite llegar tan lejos. Ya lo dije varias veces en Argepundit. La izquierda solo se interesa por los pobres en la medida en que les sirve para atacar a los ricos, de los ignorantes en la medida que les sirve para atacar a los intelectuales, de los intelectuales en la medida que les sirven para atacar a los hombres de negocios, del medio ambiente en la medida que le sirve para atacar a las empresas y asi sucesivamente. Para atraer a la juventud simplemente se valen del "todo vale" que suena tan tentador.
Los "do gooders" que dicen estar a la izquierda son los idiotas utiles, los "poster children" que hace todo el mensaje mas tragable. Si la izquierda fueran realmente los que buscan una utopia donde todos nos amemos y todos tengamos de todo, yo no tendria tanto problema. Lamentablemente es el odio lo que los mueve, no el amor.
Y si no basta ver todos los paises donde aplicaron los dogmas de izquierda donde terminaron. Ciertamente no en Disneylandia.
Isidro, perdón, pero cuando digo Disneylandia no me refiero a que el parque temático sea de izquierda. Mucha gente cree que el mundo que vende el marketing de la izquierda es posible, como vivir todo el año en Disneylandia.
ReplyDeleteEstoy de acuerdo con lo que describes en tu comentario. Creo que esa es la izquierda más cínica, más descarnada. Pero creo que además hay mucha gente común, alejada de la política y de lo ideológico, que sin embargo adhieren a ideas de izquierda. Por lo menos en el discurso. ¿Por qué lo hacen? Porque para mucha gente se trata de ideas muy atractivas, mucho más que la responsabilidad individual o la libertad.
Luis,
ReplyDeletePermitime disentir con la imagen que tenes de la izquierda. Creo que no se corresponde con la realidad y, por lo tanto, peca de ingenua. Me pregunto, cuando hablas de la izquierda, a quien te referis. No das nombres y no mencionas a nadie en particular. No sera una construccion fantasiosa, una generalizacion? Creo que a la izquierda le debemos mucho: sin ella no se hubiesen obtenido derechos para las homosexuales y las mujeres, la gente no le daria importancia a problemas ecologicos y ambientales, los derechos laborales y las politicas igualitaristas del estado no existirian, no habria presion social para generar una globalizacion mas justa, nadie hablaria de derechos humanos ni de multiculturalimso, etc. etc. Pero, sobre todo, hay que reconocer que la izquierda existe, siempre existio y siempre va a seguir existiendo, al igual que la derecha. En Argentina y en cualquier lugar del mundo. De manera que, o se aprende a convivir con ella, o se trata de eliminarla. Tratar de eliminarla ya lo trataron las dictaduras en latinoamerica y las politicas de "contencion del comunismo" de USA, y el resultado fue sangriento e inutil. Queda pendiente la opcion de aprender a convivir con ella y, de paso aprender de ella. Es muy dificil esto? A aquellos adalides del pensamiento unico, los Fukuyama, los Huntington, los Ravel, los sin-metu, los Isidro Beccar Varela y los Luis les digo: sin son coherentes con ustedes mismos, si defienden los valores de la libertad individual y la responsabilidad, entonces aprendan a respetar otras formas de pensar y otras mentalidades. O acaso no se dan cuenta de que si no caen en la contradiccion de defender al liberalismo pero no a la tolerancia?
Si creen que el problema de la izquierda es que es utopica les pregunto: no soniaban Adam Smith, David Ricardo, Friedman, Popper, y toda la larga tradicion liberal con un orden en el cual haya derechos individuales y no-intervencion del estado? no es esto una utopia tambien? cual es el problema de que haya utopias? esta prohibido soniar acaso? claro que si se limitaran a ser utopias seria un problema, pero asi como la derecha liberal propone medidas concretas, la izquierda razonable tambien lo hace. Y si ustedes niegan esto no estan simplemente negando una doctrina de dos o tres academicos perdidos en su torre de cristal, sino tambien la voluntad de millones de personas del mundo que creen que el mundo no se reduce al derecho a la propiedad privada y al mercantilismo salvaje, sino que tambien existen valores como la solidaridad, la igualdad, el respeto a otros, etc etc.
Cristian
¿Que tengamos respeto por quienes no piensan como nosotros significa que no podamos criticar sus ideas?
ReplyDeletePor otra parte, es cierto que en una sociedad liberal utópica no habría derechos "para" los homosexuales, las mujeres o cualquier tipo de minoría: por el simple hecho de que en esa sociedad los derechos serían iguales para todos y la raza, la sexualidad o el idioma no serían criterios válidos para hacer excepciones legales. No tendría sentido distinguir entre homosexuales o heterosexuales, simplemente porque ambos tendrían idénticos derechos a llevar a cabo sus planes de vida sin perjudicar a terceros.
Han sido precisamente las ideas igualitaristas, no las liberales, las que han creado normas particulares para cada segmento de la población, discriminando allí donde no hay nada para discriminar.
Pero igualmente, aunque yo no tenga razón, no veo por qué sería más tolerante si me abstengo de criticar las ideas que considero incorrectas.
Ser pluralista no significa no tener convicciones o renunciar a intentar convencer al prójimo. Significa, en todo caso, intentar convencer mediante argumentos, y aceptar que el otro puede disentir.
Intolerante, en todo caso, sería impedir el disenso mediante la violencia. Y en eso tienen mucha experiencia tanto la izquierda como la derecha, pero no los auténticos liberales.
Ay Cristian. Qué manía esa de apropiarse de valores que no les son exclusivos. Qué manía de apropiarse de los logros "sociales".
ReplyDeleteYo coincido sobre todo con Isidro. Izquierda y Derecha, por un lado no existen desde siempre. A lo sumo se puede remontar uno a la disposición física que adoptaban adeptos de diferentes vertientes en la Asamblea, allá en los albores de la Revolución Francesa, si mal no tengo entendido.
Anyway, volviendo al comentario de Luis, opino que:
No sería feliz viviendo todo el año en Disneylandia. Me aburriría, terminaría volviendome loca.
Decididamente no me interesa que todos los que me rodean actúen por amor hacia mi persona. Sobre todo mi dentista.
Que no tengamos nada para ofrecer, depende de la lupa con la que se mire.
Cuál es la diferencia entre un parásito y dos organismos en simbiosis? Uno mata a su anfitrión, el otro coopera. Cuando el discurso de izquierda habla de solidaridad y desinterés de lo que habla en realidad es del primer caso. Cuando se invoca al contrato, la propiedad el orden espontáneo se habla de lo segundo.
Y así una laaarga lista.
Conclusión: no creo que sea utópico el tipo de orden que profesa "la izquierda". Es real, y es malo. Pasa que descubrir el otro requiere algo mas de madurez y de honestidad intelectual, pero es por lejos mil veces mas gratificante. Lo sabe cualquier hombre honesto que ha logrado comparar el grado de goce que le proporciona haber comprado algo que deseaba con esfuerzo, contra el de haberlo recibido en última instancia de otro que se apiada de su incapacidad para conseguirlo, y sin poder ofrecer nadia a cambio.
Marian, Como le decía a Isidro, con todo no esto no me refiero a la izquierda profesional, a los adoctrinados o los grupos de intereses especiales, sino a los millones de personas que no tienen formación ni inclinación política ni ideológica especifica, que trabajan y producen en el mundo. Hasta donde puedo ver, la tendencia natural de la gran mayoría es hacia las ideas de izquierda, por lo menos en el discurso. Que después voten o no por candidatos de esas mismas ideas es otra cosa. Que después actúen en consecuencia con esas ideas en otra cosa. Pero es llamativo que tanta gente naturalmente se incline por el intervencionismo, por el dirigismo, por el estatismo, por la demagogia, por el populismo. Aún en países más prósperos.
ReplyDeleteMe gustaría entender por qué. Creo que lo que comento en el post está muy relacionado.
Cristian, o Xilofón, Creo que son problemas que los vas a tener que solucionar vos mismo. Nadie lo puede hacer por vos. Creo que tienes una confusión enorme, pero insito, son cuestiones que deberías tratar de resolver por tu cuenta.
ReplyDeleteDiego, por supuesto que pueden criticar ideas o argumentos. Pero cuando estas criticas estan guiadas por un rechazo automatico e irracional a cualquier cosa que venga de la izquierda se parece mas a intolerancia que a apertura mental. Con respecto a eso de si tiene que haber o no derechos "para" homosexuales y minorias (affirmative action), te cuento que es una discusion que se da entre liberales, asi que no es cierto que un autentico liberal no estaria de acuerdo con ellos.
ReplyDeleteLuis,
no me quedo en claro cual es el problema que tengo que solucionar.
Muy interesante el debate.
ReplyDeleteLuis. En realidad coincido con vos y todo depende de la definicion que se de de "izquierda". Pero mi punto es que hay (por lo menos) dos versiones de la izquierda (y de la derecha). La version "para los giles" que se parece a lo que vos decis y la version ideologcia que se basa en la lucha de clases, la envidia, etc. En la mejor version de la izquierda (la "democratica", con la que se puede convivir y hablar) pasan de "izquierda para giles" en las campanas electorales a gobernar como politicos de centro derecha cuando llegan al poder (Tony Blair o Ricardo Lagos). En la peor version pasan de la izquierda para "giles" a la ideologica y producen un Chavez. Nunca vi un gobierno de izqueirda que fuera bondadoso Y de izquierda.
By the way. Yo vivo en Disney (literalmente) y no esta tan mal.
Isidro, Es así. Mi comentario está relacionado a los millones de personas comunes, sin formación política ni ideológica, y que ni siquiera les interesa lo partidario, que sin embargo, ante una situación concreta, expresan preferencia por lo que podríamos llamar “ideas de izquierda”. Independientemente de que después voten por candidatos de izquierda o que actúen en consecuencia. Me gustaría entender por qué es así.
ReplyDeleteCreo que en gran medida es cultural. Pero hay algo más. El marketing de las ideas de izquierda es mucho más glamoroso que el de las de derecha, que es inexistente. Estas ideas resuenan en la experiencia cultural de una gran mayoría de personas. Los espejitos de colores y fuegos de artificio son mucho más atractivos que la dura realidad.
En el campo de la aplicación práctica de las ideas de izquierda, hay básicamente dos tipos de izquierdistas. Están los que niegan rotundamente que las ideas de izquierda fracasaron siempre que se las puso en práctica y que no tienen posibilidad de funcionar. Y están los que admiten que las ideas de izquierda no funcionan, o que son menos eficientes, y son concientes de los costos, pero aún así las prefieren por sus supuestas virtudes morales, humanitarias, éticas, etc.
Con el primer grupo es imposible el dialogo. Creo que son irrecuperables, desde un punto de vista de la cosa publica. Con el segundo algo se puede hacer.