El gobierno argentino controla los salarios, los precios, los mercados y en algunos casos hasta las decisiones de inversión de gran parte de las empresas privadas del país. Ahora también se atribuye el derecho de controlar los costos.
Como en gran parte de nuestra gloriosa historia, y en la Alemania nazi, estas empresas de privadas sólo tienen el nombre. Como suele suceder en estos casos, son privadas para los beneficios y públicas para los costos.
Insisto, nadie dice absolutamente nada, a nadie se le mueve un pelo. Nos parece lo más normal del mundo. ¿Nadie se acuerda de cómo termina todo esto?
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