No comparto muchas de las cosas que dice este autor en La Nación de hoy, pero es interesante leer alguna explicación del por qué de la fascinación de tantos intelectuales de izquierda con dictadores y violaciones masivas de los derechos individuales. Insisto, nosotros los progres somos así. Según su afinidad política, hay dictaduras buenas y dictaduras malas, terrorismo bueno y terrorismo malo, tortura buena y tortura mala:
Las críticas a las políticas y las prácticas económicas de Estados Unidos a menudo son justas, ¿pero por qué tantos izquierdistas siguen desacreditando su postura crítica al aplaudir a hombres fuertes que oprimen y a veces hasta asesinan a sus críticos? ¿Es simplemente la aplicación invertida del famoso dictado estadounidense de la Guerra Fría: "Será un desgraciado, pero es nuestro desgraciado"? ¿O se trata de la atracción fatal que a menudo sienten escritores y artistas que se sienten marginales e impotentes en democracias capitalistas, hacia el poder descarnado investido con los buenos sentimientos respecto de los pueblos "sin voz" en los "abismos de la privación"? O quizá es una especie de racismo moral, la idea de que nosotros en Londres, París o Berkeley tenemos el perfecto derecho de atacar a nuestros líderes, pero un cubano o un iraquí debe limitar sus críticas al imperialismo estadounidense si no quiere ser acusado de "traidor" o "embaucador".
Estos fueron los términos lanzados por The New Left Review contra Kanan Makiya, un estudioso liberal iraquí que se atrevió a pedir a Estados Unidos que se deshiciera de Saddam Hussein. Ex trotskista, Makiya difícilmente se pueda considerar un hombre de la derecha.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.