Seguimos con el tema de la inseguridad. En realidad, es un invento de la prensa, una sensación. Me pregunto si somos plenamente concientes del nivel de la gente que tiene a su cargo la administración del país.
Una cosa es ser incompetente, un inoperante absoluto. Otra muy distinta es vivir en un mundo de fantasía, en la proverbial nube de gas intestinal:
Para no chocar “contra el dolor de aquellos que han perdido un familiar” (fino gesto) el ministro del Interior se privó de dar a conocer las cifras demostrativas de que el delito “no ha parado de bajar desde 2002”. Lo que debe haber dejado perplejos a cuantos creían lo contrario. Y que a partir de allí, supondrán que no hay tal ola criminal, sino una campaña periodística que “indignifica” la profesión. Pero si bien el gesto del ministro impide que se conozcan esos datos, la infidencia de un funcionario ha permitido saber que la satisfacción oficial se basa no en el número de casos, sino en el universo afectado por la inseguridad, lo que ha permitido concluir que se trata de una minoría.
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