Malú Kikuchi sostiene que la Argentina está anestesiada. Comparto su punto de vista. Lo vengo diciendo hace rato. Por la décima parte de lo que pasa en el Argentina post golpe de fines de 2001, estaríamos pidiendo la cabeza del presidente y tendríamos especiales de Telenoche Investiga todas las semanas. En la Nueva Argentina, a nadie se le mueve un pelo. Nos parece lo más normal del mundo.
Malú Kikuchi sostiene que esto es así porque la economía anda mejor. Yo creo que mientras haya para repartir, la cosa aguanta. Por lo menos en lo económico. El frente político es otro tema y se puede complicar. Lamentablemente, estoy convencido de que llegado el caso, nadie, pero nadie, va a mover un dedo para salvar a este gobierno.
De todos modos, no nos engañemos. Puede resultar atractivo como imagen, pero el “pueblo argentino” no se caracteriza por su rebeldía ni por su lucha contra la opresión y las injusticias:
Según el diccionario de la Real Academia Española, anestesia viene del griego y quiere decir, falta o privación general o parcial de la sensibilidad, ya por efecto de un padecimiento, ya artificialmente producida. Al cuerpo social de la Argentina le suceden cosas terribles, impensadas en otros tiempos, imposibles de aceptar, y sin embargo, se toleran con resignación, es más, ya ni siquiera causan espanto, son sólo hechos, que suceden. La Argentina, así, a secas, porque ha dejado de ser una nación (concepto que viene de nacer a un proyecto común), está definitiva y convenientemente anestesiada.
La economía anda mejor, eso es indiscutible, por lo tanto, lo demás no importa. No importan que las razones por las cuales la economía crece al 9% anual sean ajenas a las políticas nacionales, (Haití por primera vez en 100 años creció al 3%, por las mismas razones internacionales por las que crece la Argentina).
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