Muy interesante post en lo de Alejandro Rozitchner sobre la política. Creo que se relaciona a lo que vengo diciendo por acá, con una enorme pobreza de expresión, de que los políticos son políticos, En Argentina, en Canadá y en todos lados. Las negritas son mías:
La política no es mentira, es ficción
La polìtica no es la construcción de una mentira, sino de una ficción, que no es lo mismo. Decir que es mentira supone la idea de que podría no serlo, de que la verdad podría ser una instancia orientadora, cuando se trata más bien de una increíble suma de perspectivas que nunca alcanzan a coincidir del todo. Decir que es ficción es decir que debe construirse según unas relgas narrativas y simbólicas que no pueden ser eludidas, que casi se reproducen solas.
La comunidad necesita producir esa ficción, o mejor dicho, se expresa en ella. No son cínicos los que aprenden las leyes de tal configuración. Son los que llevados por su ambición aprenden a tratar ese lenguaje necesario, imprescindible y tratan de ocupar un lugar central en él.
Suponiendo que se quiera elaborar un proyecto político capaz de hacer avanzar la situación, habría que tener en cuenta estas verdades para lograr efectividad. El punto de vista clásico, racionalista, indignado, nunca llega muy lejos en la producción de avances, por más que los piense con inocente claridad.
Me sigo haciendo la misma pregunta de siempre.
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