Hace rato que me pregunto si el descarado chupaculismo de Julio Ramos, el dueño y editorialista de Ámbito Financiero, es por plata. Este es el punto de vista de Jorge Ávila en su blog.
Sigo insistiendo con lo mismo. Me parece que además de los sobres, se trata de afinidad ideológica. En el fondo a los argentinos nos encanta todo esto, el populismo, el estatismo, el dirigismo, esa fantasía de adolescente de creer que si dejo de respirar estoy desafiando al mundo:
La desorientación de Julio A. Ramos
El domingo pasado vi a Julio Ramos en Hora Clave. El conductor del programa lo había invitado a dar su opinión sobre dos proyectos de ley que trata el Congreso por pedido del Poder Ejecutivo: una modificación de la ley de administración financiera del estado, para otorgarle al jefe de gabinete poderes especiales sobre el presupuesto, y la reglamentación de los decretos de necesidad y urgencia.
Ramos, quizá el periodista gráfico más importante del país, después de una introducción algo confusa, dijo que la acumulación de facultades extraordinarias en el presidente de la Nación llevaría a la dictadura, pero que él, Ramos, que había conocido en persona a varios dictadores y que conoce hace mucho tiempo a Kirchner, tenía la impresión de que éste no deseaba, en el fondo, esos poderes extraordinarios y que no los usaría porque su tipo humano, por decirlo de alguna manera, no es el de un dictador. La respuesta de Ramos, que se repite en un artículo de tapa en la edición de Ámbito Financiero del jueves 13, es una obra maestra de la complacencia política. Empieza por aclarar que su posición es netamente opositora y termina por relativizar las intenciones del autócrata en potencia, a quien confiesa no terminar de entender.
En una delirante pesquisa psicológica que abarca varios párrafos del artículo referido, Ramos especula sobre la naturaleza del proyecto de transformación nacional que Kirchner tendría en mente. Que poblar la Patagonia, que recuperar la soberanía en las Islas Malvinas, que impulsar una industria competitiva a nivel mundial, como si para concretar cualquiera de tales proyectos fuera necesario que el Congreso cediera facultades extraordinarias al Dr. Kirchner. Ramos no termina de entender a Kirchner y yo no termino de entender a Ramos.
Una posibilidad es que Ramos pretenda conseguir de esta forma lo mejor de los dos mundos: quedar bien con un público que pide una opinión independiente, y también con un gobierno que exige una opinión obsecuente o, por lo menos, neutra. La otra posibilidad es que Ramos ande muy desorientado y que no tenga nada revelador que señalar. La primera posibilidad tiene el costo del ridículo público pero le permite salvar el pellejo. La segunda pone en evidencia la desorientación del periodista y mejor sería que se abstuviera de hablar cuando no tiene nada que decir.
¡Qué importa si Kirchner finalmente no usa los poderes extraordinarios! Lo único que importa es que la emergencia ya pasó y que la cesión de esos poderes conduce a la dictadura. Punto. La respuesta del senador Terragno, en cambio, estuvo a la altura de la circunstancia. Fue terminante y elocuente. Recordó que el presidente de la primera democracia del mundo, Bush, concurrió al Congreso y solicitó un aumento de un 2.5% del presupuesto para hacer frente a una verdadera emergencia nacional, tal como la reconstrucción del área devastada por el huracán Katrina.
Otra posibilidad, es que muy inteligentemente haya determinado en soledad, que Argentina no tiene remedio, y está planeando un retiro en paz.
ReplyDeleteHay que tener estómago, concedo, pero tiene algún sentido oponerse?. Algunos eligen resistir.
Marian, es posible que sea como dices. Pero de todos modos no me cierra. Podría entender que ante un escenario como el que planteas Ramos decidiera moderar sus críticas o directamente no criticar, pero de ahí al descaro de la defensa activa de todo esto hay una distancia muy grande.
ReplyDeleteYo creo que en el fondo comparte este modelo de país. Nos sale del alma. Es más fuerte que nosotros. Conozco gente preparada, con postgrados, exposición al mundo, cargos gerenciales, que desde un punto de vista racional saben que todo esto termina muy mal, pero que desde lo emocional se sienten entusiasmados como nunca y me hablan de dignidad, de respeto internacional, de un país con las que te jedi bien puestas. De locos.