Parece que Fidel Castro sigue vivo nomás y, por lo menos por ahora, como mandamás de Cuba. Muy interesante columna de Mario Vargas Llosa sobre el tema en La Nación de hoy:
Cuba será libre, sin duda, más temprano que tarde –ésa es otra certeza indiscutible–, pero no por la presión de un pueblo sediento de libertad, ni por el heroísmo de unos grupos de ciudadanos idealistas y temerarios, sino por obra de factores tan poco ideológicos como una hemorragia intestinal del Compañero Jefe.
Las dictaduras de derecha no son tan eficientes como las de izquierda aniquilando el espíritu de resistencia y la aspiración libertaria en un pueblo. Franco y Pinochet fueron brutales y se valieron de la censura y el terror para aplastar toda forma de disidencia. Pero nunca consiguieron embotar a la inmensa mayoría de la sociedad hasta someterla de esa manera tan lastimosa y tan indigna como en Cuba o Corea del Norte, donde parece haberse materializado la pesadilla orwelliana de la dominación, no sólo de la conducta pública, sino también de las conciencias y hasta los sueños de los ciudadanos.
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