Cada sociedad tiene el derecho de elegir si se va a sumar o no a la modernidad y en qué medida va a hacerlo. Cada país es libre de decidir en qué tipo de sociedad se va a convertir. Creo que el problema empieza cuando nos olvidamos de que cada elección implica consecuencias, costos que tarde o temprano debemos enfrentar.
Es perfectamente legítimo y válido elegir explícitamente vivir nuestra vida como un país paria, siguiendo los pasos de la Venezuela de Chávez, de Cuba o de Irán. Pero es muy importante tener en cuenta que los resultados que vamos a obtener no van a ser los mismos que si eligiéramos el camino de la democracia política, la racionalidad económica, la modernidad cultural y la reinserción en el mundo.
De la misma manera en que es imposible tener la capacidad de consumo de los EEUU con la productividad de Bolivia, debemos ser concientes de que es imposible acceder a los beneficios de la modernidad sin ser parte de ella. Nos puede parecer una injusticia, pero debemos entender que se trata de un hecho de la vida.
Nuestra gran tragedia es pretender acceder a todos los beneficios sin pagar ninguno de los costos. Como los adolescentes que somos, vivimos convencidos de que es perfectamente posible disfrutar de amplísimos derechos sin que nos ate obligación alguna.
Por supuesto, después vienen las Grandes Desilusiones. Y la culpa de nuestras elecciones la tienen los demás.
Tenés razón, y lo más triste de esta situación es que cuando una sociedad elige el camino del suicidio, las consecuencias del absurdo accionar son luego pagadas por todos los miembros de la comunidad.
ReplyDelete