Esta mañana hablaba del tema con Marita, una amiga de Buenos Aires. Me comentaba de las diferencias en los precios de los tickets del supermercado de un mes a otro. Por lo que leo, la inflación oficial ronda del 12 a 14% anual, con tarifas congeladas, controles de precios y demás aprietes a los productores de bienes y servicios. Hay estimaciones que ubican a la inflación real en el doble de esos guarismos. Estamos hablando tranquilamente de un 20% anual.
En algún momento se termina la caja y va a ser necesario un reacomodamiento de precios y tarifas. Cuanto más tiempo estén reprimidos, mayor va a ser la magnitud del ajuste necesario. Me pregunto qué va a pasar cuando este gobierno o el que viene tenga que lidiar con esa situación. Para tener una idea, podemos hacer un poco de memoria y acordarnos de lo que pasó cuando el gobierno de Alfonsín decidió abandonar los congelamientos del “plan Austral”. O cuando Menem tuvo que actualizar las tarifas de los servicios públicos y combustibles a los pocos meses de asumir, como parte del regalito de bienvenida que le dejó la administración anterior.
No quiero ser exagerado, pero en un contexto de fin de fiesta, sin plata para repartir, con cambio del humor social, un aumento de precios de tres dígitos, aún repartido en varios meses, bien puede costarle el gobierno a la administración de turno.
Espero que este gobierno reaccione a tiempo y tenga el buen tino de usar los meses que les queda para tratar de descomprimir esta situación.
Luis, personalmente no creo que el gobierno se de cuenta de que el modelito del dólar a los $3 sostenido con emisión monetaria le va a explotar en la cara en cualquier momento.
ReplyDeleteEs más, nunca quisieron comprobar que las leyes del mercado son como la ley de la gravedad. Mejor dicho, en materia económica son tan ignorantes que no saben ni siquiera lo que hacen.
Lamentablemente creo que tienes razón, Andrés.
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