Insisto, salvo que llame Pekerman. De La Nación de hoy:
Si existiera en algún lugar del mundo un empresario o analista extranjero que jamás hubiera oído hablar de la Argentina, se sorprendería, aquí, por lo menos ante cuatro rarezas energéticas.
Primera: en los últimos tres años, el Estado gastó, sólo en fueloil para que funcionaran la usinas eléctricas, el equivalente de lo que cuesta un gasoducto que pondría fin a los problemas de transporte de gas durante años, o la mitad de lo que vale una central atómica que evitaría justamente eso: importar fueloil.
La segunda son las tarifas de luz, que subieron este año en seis provincias, incluso en algunas del austero noroeste, pero no en la Capital Federal, el distrito de mayor poder adquisitivo del país.
La tercera tiene que ver con la política oficial de sustitución de importaciones. Desde que asumió, el Gobierno incentiva la industria local, con una excepción: los productores de gas, a quienes les permite un precio casi cuatro veces inferior al que se le paga a Bolivia. La Argentina, que cada vez le exporta menos fluido a Chile, volvió en 2004 a importar gas boliviano después de cinco años de autoabastecerse. Podría hablarse, pues, al menos en este caso, de sustitución de exportaciones.
La cuarta particularidad se relaciona también con Chile. En 2003, la Secretaría de Energía argentina aprobó dos contratos de exportación que, meses después, decidió cortar con una novedosa resolución que le daba prioridad al abastecimiento local y que aún hoy provoca rispideces con el país vecino.
Se viene la noche. Pero la “crisis energética” es un invento de los cipayos vendepatrias de siempre.
Qué país, por dio, qué país.
Decir que subir uns centímetros la cota de Yaciretá y que eso es una "inversión", te demuestra, Luis, que estos tipos están locos de remate.
ReplyDeleteCarlitos, no es por ser mala onda, pero lo más grave es que hay millones de argentinos a los que todo esto les parece fantástico.
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