Sep 10, 2006

Institucionalidad

Roberto Crachanosky nos sigue explicando que en economía podemos hacer cualquier cosa menos dejar de pagar las consecuencias. Insisto, lamentablemente en la Argentina 2006 todavía hay que seguir explicando estas cosas:

Desde esta columna he insistido hasta la saturación en que el desarrollo y bienestar de la población de los países depende de la calidad y estabilidad de sus instituciones, definidas éstas como las leyes, normas, reglas, códigos que regulan las relaciones de los particulares entre sí y de los particulares con el Estado. Asimismo, la calidad de las instituciones está dada por gobiernos limitados que no puedan disponer a su antojo de la propiedad y el fruto del trabajo de la gente, es decir, gobiernos que se subordinan a la ley.

Lamentablemente, la Argentina tiene una larga tradición de gobiernos que han despreciado las instituciones poniéndose por encima de la ley y estableciendo sistemas que arrasan con el Estado de Derecho con el objetivo de subordinar las políticas públicas de largo plazo a las necesidades electorales del momento, desprecio que se ha profundizado en los últimos años por un gobierno que más que volcar todos sus esfuerzos en la aplicación de proyectos constructivos, parece estar concentrado en la búsqueda de revanchas y la creación de enfrentamientos estériles.

Esta introducción viene a cuento porque lo que hoy ocurre con el problema de los alquileres y la falta de créditos hipotecarios a largo plazo a tasas pagables es un ejemplo claro del costo que tiene que pagar una sociedad cuando las instituciones son despreciadas. Una vez más, si lo que rige en la sociedad es el comportamiento caprichoso de los gobernantes, la imprevisibilidad en las reglas de juego hace imposible cualquier proyecto de largo plazo.

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