Sep 4, 2006

Malú Kikuchi se pregunta si se trata del principio del fin. Yo no soy tan optimista, pero me encantaría que tenga razón:

Jueves 31 de agosto 2006, Buenos Aires, Argentina. Desde el momento en que el Ingeniero Juan Carlos Blumberg convocó a una marcha en la Plaza de Mayo ante el Poder Ejecutivo, el Presidente de la Nación se dejó aconsejar mal. La lógica política indicaba que de no poder evitarse la marcha, y era obvio que no se podía, había que sumársele. Hasta ese momento el Ingeniero tenía una fluida relación con el Presidente.

Entonces, el Presidente, aduciendo su respeto por la división de Poderes tendría que haber acompañado a Blumberg, de a pie, con una vela en la mano, como un ciudadano más, pidiendo que los Poderes Legislativo y Judicial implementaran lo necesario para pulverizar la inseguridad. Y Blumberg hubiera pasado a un segundo plano y hasta los más acérrimos adversarios del Presidente lo hubieran aplaudido. Eso hubiera hecho un político hábil, un político que no se deja llevar por sus emociones, un político que piensa antes de actuar.

1 comment:

  1. Malú Kikuchi necesita tomarse quince centímetros para ganar perspectiva. Está enceguecida de antikirchnerismo y me parece que las ganas de ver una esperanza la hacen ver un espejismo.

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