Oct 15, 2006

Fernando Laborda sobre el “doble discurso”, la permanente esquizofrenia de la Argentina post golpe de fines de 2001, que a esta altura del partido ya alcanza ribetes sinceramente desopilantes.

Sé que a mucha gente le duele escuchar estas cosas, pero estoy convencido de que se trata de un reflejo de cómo somos como sociedad. Nos encanta vivir así. Ojala se tratara sólo de Kirchner y la manga de impresentables que lo acompañan:

Puede resultar paradójico que un gobierno que aloja a algunos jubilados del movimiento montonero recurra a herramientas legales de la época de José López Rega, como la ley de abastecimiento de 1974.

Mucho más que esa referencia al túnel del tiempo llama la atención que escasas semanas atrás, en Nueva York, Néstor Kirchner haya exhortado a inversores norteamericanos a no perderse la oportunidad de ganar plata en la Argentina, y que desde hace pocos días su secretario de Comercio Interior pretenda obligar a los empresarios petroleros a importar gasoil a pérdida bajo la amenaza de que, si no abastecen suficientemente el mercado interno, podrían ir presos.

"Los empresarios no son tontos y van adonde hay ganancias." Tal frase no la pronunció David Rockefeller, sino el propio presidente Kirchner, en diálogo con importantes hombres de negocios norteamericanos durante la mencionada visita a Nueva York. Sus palabras son tan sensatas como al mismo tiempo ejemplificadoras del doble discurso gubernamental.

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