Más de la epidemia de obesidad, en EEUU y en el resto del mundo, de la que hablaba hace unos días. Por un lado, parece que las cifras que se citaban originalmente son absolutamente exageradas. Pero por otro lado, suponiendo que la obesidad sea un problema genuino, ¿cuál debería ser el rol del estado?
Yo no creo que un burócrata tenga derecho a decirnos qué y cuánto debemos comer. Creo que si aceptamos la patria potestad estatal en este sentido, irremediablemente abrimos la puerta para que en algún momento se metan en otros aspectos de nuestras vidas privadas. Sigo insistiendo en que la libertad incluye fundamentalmente la libertad de equivocarnos en nuestras elecciones.
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