Más de Roberto Cachanosky sobre el “modelo productivista”:
Lo concreto es que el precio de la lechuga ha pasado a ser una cuestión de Estado y los funcionarios públicos están abocados a tratar de evitar lo inevitable: que los precios sigan reflejando la cruda realidad inflacionaria. Este modelo económico, por definición, necesita de dosis crecientes de inflación. Mientras las autoridades no reconozcan este problema de base, el secretario Moreno continuará cobrando un sueldo para hacer algo que es absolutamente inútil: tratar de evitar la desvalorización del peso poniendo precios máximos. Moreno trabaja sobre los efectos y no sobre las causas.
Justamente, esta política de permanente intervención en los precios se contradice con los dichos de Felisa Miceli de unos días atrás. Afirmó la ministra: “Como suele decir el presidente Néstor Kirchner, los funcionarios somos transitorios, es el sector privado el que tiene permanencia. Por eso tienen que ser ustedes los que defiendan este modelo productivo de dólar alto, competitividad, creación de empleo e inclusión social”. Uno no puede dejar de estar de acuerdo con la afirmación de Miceli de que los funcionarios son transitorios. Tan transitorios que basta con repasar la historia política reciente de la Argentina para darse cuenta de cuán efímeros pueden llegar a ser los funcionarios públicos, transitoriedad que debería constituir un serio llamado de advertencia a los abusos de poder, prepotencia y aires de venganza.
En fin, si los países se vuelven competitivos devaluando, no sé qué esperamos para llevar el dólar a 6 pesos o, ya que estamos, 10 pesos. Debemos ser masoquistas. Imaginemos por un momento la situación, si con un dólar a 3 pesos somos Gardel, con uno dólar a esos valores pasamos a EEUU como poste.
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