Dec 2, 2006
Progres eran los de antes
Para todos los que dicen que Cristian es un taradito más de los tantos que andan dando vueltas por ahí. Yo se los vengo diciendo, el pibe sabe escribir. Cuando quiere. O por lo menos tiene la suficiente preparación como para darse cuenta de que es necesario disimular un poco y que hay cosas que no se pueden decir en un debate público.
Lo invité varias veces a escribir algo para el blog explicando su punto de vista, es una lástima que no lo haya hecho. Lean el comentario que dejó en el blog de José Benegas. Podemos estar o no de acuerdo con lo que dice, pero hace gala de moderación. Me alegro. Me gustaría que me expliquen cómo se puede decir esto al mismo tiempo que se hace apología de Castro, Chávez, Evo Morales o se sostiene, por ejemplo, que los países ricos son ricos porque saquean a los países pobres. En fin, me falta sofisticación:
A ver si esto sirve como aporte para el debate. Yo creo que, a grandes rasgos, hay dos tipos de izquierda: la izquierda tradicional y la socialdemocracia. La izquierda tradicional lo que busca es llegar al poder a través de la revolución, abolir la propiedad privada, planificar la economía desde el estado, y eliminar las diferencias de clases sociales. Creo que ejemplos de este tipo de izquierda son Marx, desde la teoría, y Fidel Castro desde la política.
La socialdemocracia, en cambio, lo que busca es, dentro de un sistema en el cual hay libre mercado y reglas de juego capitalistas, que se respete el principio de igualdad en la medida de lo posible. En consecuencia, propone la implementación de impuestos progresivos, la creación de oportunidades de participación política que sea lo más amplia posibles, la implementación de una renta básica para todos los ciudadanos, fortalecer los controles ambientales, etc. Creo que ejemplos de esta ideología son Rawls/Habermas desde la teoría y cualquier gobierno socialdemócrata desde la política. ¿Estamos de acuerdo con esta distinción?
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Tanto Cristian, que es un muchacho educado, como la cuestión de la socialdemocracia, merecen algunos comentarios:
ReplyDelete1) La socialdemocracia por supuesto que es menos mala que el socialismo autoritario. Inclusive, comparada en sus principios con el mamarracho argentino, sería un gran avance. Si “lo que busca es, dentro de un sistema en el cual hay libre mercado y reglas de juego capitalistas, que se respete el principio de igualdad en la medida de lo posible...”, para emplear las palabras de Cristian, lo aceptaría a ciegas, como opción frente a la Argentina actual. Me alegra que Cristian acepte el libre mercado y las reglas de juego capitalistas.
2) A nivel de normas, Argentina no le falta, sino le sobra socialdemocracia:
* Sugiero la lectura del artículo 14 bis de la Constitución, y la recurrente declaración de la igualdad real de oportunidades en todos los sentidos como objetivo constitucional (artículos 37 - 75, incisos 2, 19 y 23).
* Nuestro régimen tributario pretende ser más “progresivo” que el de Estados Unidos. La imposición de las personas físicas comienza su progresión en escalones más bajos de ingreso que en Estados Unidos, al menos de acuerdo con la información que dispongo, y surge de comparar la escala del art. 90 de la ley 20.628 (Periódico Económico Tributario, 13-9-2006, pág. 12), con la que informan para U.S.A. Samuelson-Nordhauss (“Economía”, McGraw-Hill, 1996, pág. 299, Cuadro 16-4). Allí, el tipo impositivo medio en el impuesto federal sobre la renta de las personas en el caso de una familia de cuatro miembros ascendía, en 1996, al 9% para una renta bruta de U$S 50.000; el 14% para una renta bruta de U$S 100.000; el 18% para una renta bruta de U$S 150.000 y el 33% recién a partir de U$S 10.000.000. En Argentina, todo ingreso superior a $ 90.000 anuales (U$S 30.000 por año) tributa el 31% sobre el excedente de ese importe; y $ 28.500 más el 35% sobre el excedente de $ 120.000.-
* El IVA, en la medida que no puede ser trasladado a los precios –y algunos sectores, como los productores y comercializadores de granos con precios internacionales, no pueden hacerlo porque no podemos “exportar impuestos”- se convierte en un impuesto adicional a los ingresos, o en un mecanismo del Estado para financiarse a costa de los exportadores. Los saldos técnicos o de libre disponibilidad de IVA, son créditos contra el fisco sin intereses y en una moneda que se deprecia, y cualquiera que conozca la teoría y la práctica del IVA agropecuario, sabe que los saldos acreedores son permanentes y crecientes.
Los profesionales inscriptos en IVA, cuando no pueden trasladar el impuesto a un responsable inscripto que utilice el crédito fiscal, están imposibilitados de cobrar mayores honorarios brutos a un monotributista, a quien deberán facturar el IVA. El cliente, si no es responsable inscripto, pagará hasta determinado importe (no pagará el IVA si no puede recuperarlo), con lo que la traslación se verifica “hacia atrás” –al menos parcialmente- y se convierte en otro impuesto sobre los ingresos.
* Las retenciones a la exportación son un impuesto “progresivo” porque gravan a un sector –el exportador- que tiene ingresos más elevados que el promedio, y se utilizan para financiar planes sociales y el gasto público en general, que está dirigido fundamentalmente a quienes no pagan impuestos directos.
* La legislación laboral, de seguridad social y de obras sociales es de tinte “socialdemócrata”, así como las normas constitucionales de protección del “derecho de los consumidores” (artículos 42 y 43 de la Constitución Nacional; ley 24.240).
3) Frente a la objeción de que lo que define a la socialdemocracia no son los principios o las normas, sino sus resultados, respondo: es falso. Un modelo se califica como tal, cuando parte de determinados supuestos teóricos y postula determinados principios, preceptos o mecanismos que lo deben regirlo, no por sus resultados. Con el criterio que impugno, cada vez que fracasa un sistema, deberíamos negar que el sistema existió. Sólo serían socialdemocracias las exitosas y, de extenderse ese razonamiento, como los países comunistas fracasaron, no serían en realidad comunistas.
Argentina es una socialdemocracia fracasada, pero socialdemocracia al fin; y lo es porque sus normas e instituciones recogen lo que se enseña desde los colegios como bueno: un estado providente, redistribuidor, preocupado por la educación y salud públicas, la ecología, el consumidor y que para el cumplimiento de tan nobles objetivos debe cobrar más –muchos más- impuestos a los malvados evasores.
4) Me toca ahora referirme a las socialdemocracias más exitosas, como las nórdicas:
* En materia de comercio internacional, respetan más el mercado que Argentina. Suecia, Finlandia Noruega o Dinamarca tienen economías muy abiertas hacia el exterior.
* Sus “impuestos corporativos” –impuestos a las sociedades- son más bajos que en Argentina (aquí, la tasa es del 35%). Según Deloitte, la tasa impositiva máxima sobre los ingresos de Finlandia es del 33,5 por ciento, y a partir de enero de 2005, la tasa impositiva corporativa máxima se redujo al 26 por ciento. En Suecia, la tasa corporativa máxima es del 28 por ciento sobre las ganancias. Noruega reformó sustancialmente su sistema tributario en 1992, y redujo su tasa corporativa de impuesto del 52 al 28 por ciento, tasa que sigue vigente.
Por supuesto, que si se quiere un Estado gastador, y a la vez las empresas no pueden ser gravadas con demasiados impuestos –porque a diferencia de la mayoría de las personas físicas, tienen la opción de abandonar el país, y radicarse en otros más acogedores- la “variable de ajuste” es el bolsillo de las personas físicas, sobre todo aquellas que por diversas razones (sentimentales, de edad, ocupación), son “rehenes” de un determinado sistema legal, y les resulta difícil, si no imposible, “votar con los pies” o con el bolsillo. Ese aspecto no tan maravilloso de las socialdemocracias europeas es poco comentado: los individuos, entre impuestos y cargas sociales –que también son tributos, más allá de su denominación formal- soportan una elevada carga impositiva, con lo que la “redistribución” pasa a constituir un ejercicio de sacar dinero a la clase media para dárselo a la clase baja. Los de más altos ingresos o con actividades más globalizadas, tienen la opción de elegir un sistema jurídico y tributario más benigno (en su momento, Ingmar Bergman, a título de ejemplo).
* Las socialdemocracias nórdicas no son ricas porque distribuyeron ingresos –con las limitaciones apuntadas- sino que, al haber llegado a un nivel más elevado de ingresos porque no los afectaron las guerras, y porque el Estado fue moderado hasta la década del 60, pudieron luego redistribuir.
* Sin embargo, a partir de la década del 90, Suecia comenzó a desmontar parcialmente su “estado de bienestar”, que ya había quebrado. Ha seguido la propuesta de Milton Friedman de los “vouchers educativos”, reduciendo además los impuestos y el gasto público (según Mauricio Rojas, exilado en Suecia desde 1974, ver http://www.cadal.org/libros/pdf/SueciaDespuesDelModeloSueco.pdf),
* De todos modos, las socialdemocracias pueden ser razonablemente eficientes y prósperas, entre otras cosas porque hay países como Estados Unidos que hacen el papel de “malos” de la película, y son los que concentran el grueso de la investigación y del desarrollo de nuevas tecnologías, según lo ha reconocido un socialdemócrata como Anthony Giddens (“La tercera vía y sus críticos”). Los beneficios de la tecnología aprovechan, en el mediano plazo, no sólo a los que las desarrollan.
* Los países nórdicos exhibieron tradicionalmente una homogeneidad étnica y cultural que por sí sola, generaba una mayor igualdad de ingresos que países de inmigración o con un alto porcentaje de la población de origen africano o hispano, como Estados Unidos. Pero la contrapartida, es que en Europa es poco frecuente ver a un negro o negra de Ministro, Secretario de Estado o embajador. Ahí la “izquierda caviar” europea muestra las limitaciones de su “progresismo”.
* Relacionado con lo anterior, es probable que una socialdemocracia no corrupta y eficiente obtenga mejores resultados que en Argentina. Pero el precio a pagar será, siempre, una considerable restricción de la libertad de elección y de la movilidad social. Además, tienen un problema estructural que no sé cómo lo resolverán: la excesiva “generosidad” de su sistema de seguridad y previsión social, combinada con una tasa de crecimiento escaso o nulo de la población –que es lo que está ocurriendo en la mayor parte de Europa- conduce a la quiebra del Estado: si cada vez hay más viejos y menos gente que trabaja en el sector privado, los sistemas jubilatorios de reparto no son sustentables en el largo plazo.
En fin, el tema daría para más, pero mi tiempo se agotó.
Julio, Muchas gracias por tu comentario. No sé por qué entraron dos casi iguales, ¿publico los dos o lo copiaste de nuevo porque no salió la primera vez?
ReplyDeleteVuelvo a insistir con lo que dije antes. Si la propuesta de Cristian es la del comentario en el post de José Benegas, sólo tengo objeciones menores. Si su postura es la que viene mostrando por acá desde hace meses, no tenemos absolutamente nada en común. Personalmente me temo que la verdad está mucho más cerca de la abolición de la economía de mercado y de las libertades individuales. El gran problema es que hay cosas que no se pueden decir tan libremente porque no quedan demasiado fashion en ciertos ámbitos.
Hay países que se pueden dar el lujo de ser socialdemocracias porque son ricos. Es decir, la productividad promedio de sus economías les permite mantener ese nivel de ineficiencia. Lamentablemente mucha gente en Argentina, y en todo el mundo, que creen que es al revés, que esos países son ricos porque son socialdemocracias.
España no es un país rico porque tiene un tren de alta velocidad. Es al revés. España se puede dar el lujo de tener juguetes caros casualmente porque es un país de ingresos altos.
Sorry, lo copié, porque no había salido la primera vez.
ReplyDeleteNo recuerdo muy bien cuáles son las posturas de Cristian, pero si está evolucionando, me alegro.
Para conocer sus comentarios anteriores, fijate en el link que puse en el post.
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