José Luis Espert sobre la “revolución exportadora” de la Argentina de la Producción, del Trabajo y de la Felicidad. Pero claro, lo que pasa es que los países se vuelven más competitivos y más productivos con megadevaluaciones.
No sé qué estamos esperando para llevar el dólar a 6 pesos, o a 20 ya que estamos. Nos debe gustar sufrir:
¿De dónde saca entonces el Gobierno tanta euforia por la performance de las exportaciones hasta el extremo de enviar el martes pasado a su ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Taiana, a darnos una supuesta buena nueva?
La Casa Rosada habló de las exportaciones en dólares que, en 2006, subirán 79% desde los US$ 25.600 millones de 2002 a más de 45.000 millones. Pero lo que no dice es que de esos más de US$ 20.000 millones adicionales, el 45% es por efecto precio (9% del PBI) y sólo el restante 55% es por aumento en la cantidades exportadas. Es más, aún en valor, el aumento promedio anual de 15,6%, entre 2003 y 2006, es sólo dos puntos porcentuales superior al del período 1993-1998 (13,4%) y muchísimo más bajo que el 27,4% anual del lapso 1976-1979. Frío, muy frío.
La mediocre performance de las cantidades exportadas desde 2003, a pesar de un dólar caro, precios internacionales récord de nuestros commodities de exportación y un espectacular crecimiento económico mundial, es una consecuencia directa de la postura contraria al libre comercio de nuestra sociedad, de la que el Gobierno es un fiel representante.
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