Relacionado con lo que decía en uno de los primeros posts del blog, vengo intercambiando algunos comentarios con Laura a raíz de este post de Ramiro. ¿Es posible disfrutar de los beneficios de la modernidad sin ser parte de ella?
Como le decía en un comentario, yo creo que cada sociedad tiene el derecho de decidir cómo se organiza. Es largo de charlar, personalmente creo que esa decisión pasa por cada persona, pero puedo entender que una sociedad determinada decida mayoritariamente el sistema que va a adoptar. Como toda elección implica necesariamente una pérdida, tenemos que ser plenamente concientes de los costos y tenemos que estar preparados a vivir con las consecuencias de nuestras decisiones.
Hay veces que aún con las mejores intenciones hacemos un daño enorme. La vida que conocemos y damos por sentada es producto de la modernidad, desde los avances médicos que permitieron reducir la mortalidad infantil y prolongar la expectativa de vida hasta los autos que conducimos y las computadoras que usamos.
Sencillamente no es posible optar por una organización social y productiva premoderna y al mismo tiempo pretender acceder a los beneficios de la modernidad. Si en pleno siglo XXI elegimos vivir como en el XVI, debemos ser plenamente concientes de que nuestra productividad y calidad de vida reflejarán la de ese siglo.
Creo que hay mucha gente en el mundo que necesita desesperadamente salir de la miseria y del atraso. Esto no implica que deban perder su identidad, pero si adaptarse cuanto antes al resto del mundo.
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