El primo de Pacho (es un chiste, no se enojen) sostiene que la argentina es una sociedad premoderna. Muy triste, pensar que la Argentina estuvo entre los primeros países del mundo en entrar en la modernidad.
Me encanta esto de citar a la “revolución francesa”, que terminó es un desastre generalizado, como un ejemplo y, por supuesto, ni siquiera mencionar a la norteamericana, que fue un éxito absoluto pero mucho menos fashion.
Ya lo dije antes, esto del día a día no es para nosotros, se lo dejamos a los giles del primer mundo y paisuchos como Irlanda y Chile. Lo nuestro son las Gestas Gloriosas, la Lucha Permanente, la Revolución Eterna:
Nuestra sociedad insiste con los viejos enfrentamientos entre izquierdas y derechas y recurre a las vías de hecho para resolver los conflictos. Aborda el conflicto social en clave de irreconciliables enemigos, sin dejar el menor espacio para la superación.
La sociedad argentina evita colocar en su agenda los nuevos dilemas o el modo institucional de resolverlos. El mito de la eterna fundación nos condiciona. La dirigencia entiende que nuestros pueblos nacieron en la "épica" y difícilmente se conformen con un orden normal y previsible, que tienda al desarrollo y al bienestar de sus ciudadanos. Romper con ello para construir la institucionalidad es nuestro desafío.
Luis, comparto el hecho de que aún somos una sociedad adolescente.
ReplyDeletePero yo creo que esta característica era propia, en su momento, de países como Irlanda y España, porque en esos países el paso hacia una sociedad adulta no vino de abajo hacia arriba, sino de arriba hacia abajo. Precisamente ese cambio fue posible gracias a sus respectivas dirigencias políticas.
Más allá de que comparto -en mayor o menor medida- la afirmación de que el subdesarrollo puede explicarse por razones culturales, creo que el cambio es posible aún cuando en una sociedad haya valores resistentes al desarrollo.
No sé qué pensarás vos, Luis.
Yo creo que esos países pudieron salir del círculo vicioso porque se alcanzaron consensos de mínima que pusieron un piso de racionalidad. Lamentablemente, desde mi punto de vista, la Argentina cada día se aleja más de se consenso mínimo. Creo que en este momento hemos alcanzado el consenso exactamente contrario, el que nos garantiza seguir siendo pobres y atrasados.
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