Andrés Oppenheimer sobre la ola de optimismo que recorre Latinoamérica. Mucha gente considera que su situación personal mejorará considerablemente durante este año, aún por encima de la situación de su propio país.
Oppenheimer atribuye este marcado optimismo al alto crecimiento económico, producto del contexto internacional, y la estabilidad democrática. Yo personalmente creo que la euforia de mucha gente en la región, de la que no escapa Argentina, está más relacionada a cómo se lograron que a los objetivos en sí.
Ya lo dije antes. Para mucha gente, lo importante no es que la economía crezca sino que lo haga a pesar de nuestras locuras populistas y de la irracionalidad generalizada. En definitiva, se trata del sueño hecho realidad para millones de latinoamericanos. Lo importante no es el crecimiento económico, sino logarlo haciendo la nuestra, con controles de precios, arbitrariedad, dirigismo, estatismo, intervencionismo, un estado empresario, regulaciones, corporativismo, corrupción generalizada y demás. Estamos convencidos de que esta vez la pegamos.
Lograr encaminarnos en la senda del crecimiento sostenido mediante el respeto a la propiedad privada y los contratos y políticas promercado lo hace cualquiera. Nuestro gran logro, lo que nos tiene locos de contentos, es volver a las andadas de siempre y que encima nos vaya fantástico.
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