Hace un tiempo puse este post sobre la fuga de cerebros. Hoy veo este artículo en el L.A. Times muy relacionado con el tema: tres directores mexicanos mañana compiten por 16 Oscars. Los tres tienen en común -además del pasaporte azteca- esta misma historia: tuvieron que salir de México para encontrar el camino del éxito.
"When Cuarón and Del Toro began their careers, they had to go outside of Mexico's film establishment to make their movies, in part because they had difficulty joining the Mexican film unions."
Estas cosas duelen mucho. Qué esperanzas de mejorar tenemos si nos empeñamos en frustrar nuestros mejores talentos?
La otra reflexión va en forma de aplauso para el país que absorbe esta ola de creatividad. Mientras sigan lloviendo talentos gracias a la ineptitud y la imbecilidad de otras sociedades en las que estos talentos son desperdiciados, Hollywood va a seguir siendo el centro de gravedad del cine mundial.
Pero Ramiro, ¡las cosas que dices! Se trata de un trío de desagradecidos, que vendieron su alma al vil materialismo de Joliwud. Esta gente no está dispuesta a admitir que la verdadera libertad artística pasa por los institutos oficiales de cinematografía que reparten subsidios y créditos blandos a amigos y entenados. Todo el mundo sabe que el de EEUU es un cine de vulgo, masa, proletariado, turba.
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