Feb 14, 2007

Terrorismo de estado


Carlos Escudé sobre el terrorismo de estado y la murga del juicio a Isabel Perón. 100% de acuerdo. Me quedo con esta frase:

Los Estados exitosos no se dedican a sembrar la división en sus propios pueblos.

No se pierdan la columna completa:

El Juicio a las Juntas, emprendido no mucho después del colapso de la dictadura, era imprescindible para sanear la cultura argentina. Los comandantes usurparon el poder para perpetrar delitos de lesa humanidad dejando, además, un saldo de derrota militar y endeudamiento financiero sin precedentes. Sólo con la activación de la justicia penal podía afirmarse con vigor: “¡Nunca más!”

Es muy discutible, sin embargo, la prudencia de profundizar la acción punitiva hacia atrás. Cuando ya nos separan más de tres décadas de los hechos, el procesamiento de Isabel Perón divide más de lo que educa. A diferencia del caso de los comandantes, los ya lejanos delitos de la Triple A se encuadran en el terrorismo de Estado simple. Fueron perpetrados por un gobierno legítimo que traicionó su papel de custodio de la ley. En comparación al terrorismo del ERP y los Montoneros, el suyo fue un delito agravado porque fue instigado por los custodios de la ley. Pero en comparación con el terrorismo del gobierno militar, la agravante es menor porque no había usurpación del Estado.

Además, está más lejos en el tiempo. Una cosa fue procesar a las juntas en 1985. Muy otra es procesar a la viuda de Perón en 2007. El Estado no debe perseguir un ideal abstracto de justicia, sino más bien aproximarse a una moralidad política. Y como bien decía Hans Morgenthau, no puede existir moralidad política sin prudencia, esto es, sin consideración de las consecuencias políticas de una acción aparentemente moral. Así definida, la prudencia es la suprema virtud en política. Y la acción virtuosa exige que adaptemos los principios universales a nuestras circunstancias de tiempo y lugar.

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