Despilfarro

Julio Cirino en Ámbito de hoy sobre las compras de armas de la Venezuela de Chávez. Si esto mismo lo hiciera algún otro país de la región (¿Chile, Colombia?), no certificado por la progresía internacional, lo acusarían de fascista, imperialista, expansionista y militarista. Pero como se trata de un régimen políticamente correcto, hay que ser comprensivos.

Insisto, cómo puede ser posible que quedemos pegados a todo este proyecto trasnochado, copiando hasta la “doctrina de defensa”:

Durante décadas los cubanos cavaron trincheras por la noche y las taparon por la mañana; al fin y al cabo, ellos tuvieron Bahía de Cochinos y si había sucedido una vez... No es el caso de Venezuela, pero igual el presidente bolivariano insiste en que su país debe estar preparado y gastar millones de dólares para rechazar la invasión que viene.

Hasta se elaboró toda una doctrina que explica no sólo para qué viene la invasión, sino cómo rechazarla. Vienen a robarse los «recursos naturales»; en el caso de Venezuela, el petróleo. ¿Cómo rechazarlos? Merced a la «guerra asimétrica» o como lo llaman los cubanos, la «guerra de todo el pueblo».

Acciones que mezclarán a las fuerzas regulares con milicias populares que desarrollarán una interminable guerra de guerrillas que va a desangrar al invasor. Es la base, más o menos mal copiada, de la nueva doctrina del Gral. Roberto Bendini para el Ejército Argentino. Sólo que en nuestro caso nos preparamos para defender el agua del potencial invasor que viene a robarla. Pero no todas son penurias para la Venezuela chavista preparándose a resistir la invasión. Las compras militares comenzaron su espiral a partir de 2004. El año siguiente, Venezuela fue el quinto comprador mundial de armas. Primero la India, por valor de 5.400 millones de dólares; segundo Arabia Saudita, con 3.400; tercera China, con 2.800; cuarto Emiratos, con 2.200 y quinto Venezuela, con 1.900 millones de dólares. (Fuente: «Military Balance 2006».)