Mar 18, 2007

Patoteros

Una de las editoriales de La Nación de hoy sostiene que en Argentina se vive un proceso de institucionalización de la prepotencia. Yo creo que se trata sencillamente de una más de las manifestaciones del brutal proceso de pauperización y retroceso institucional que vive el país:

Quien dude, tendrá suficiente con mirar nuestra fisonomía urbana: las aceras, ocupadas por vendedores ilegales, cartelones publicitarios impertinentes y mesas donde poder combinar la gastronomía con el tabaco; los peatones que cruzan por donde les place, al igual que los ciclistas, ignorantes de cuanto se parezca a una reglamentación de tránsito; la pintadas alevosas y las plazas agraviadas.

No es casual que actitudes tan deplorables crezcan en todos los ámbitos de la vida nacional. Sobre todo cuando desde el poder político las acciones de ejemplaridad brillan por su ausencia. ¿O acaso la proliferación de decretos de necesidad inexistente y de urgencia sin fundamento no son una cabal muestra de prepotencia?

No lo es menos la posición del gobernador riojano que, disconforme con la sanción legislativa de suspenderlo, se atrincheró en la sede del gobierno provincial junto con sus belicosos seguidores, dispuesto a retener el poder por la fuerza. Cuando admitió retirarse, el edificio gubernamental quedó devastado.

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