Hace unos días se me pasó de postear sobre este tema, pero como la noticia salió en La Nación, debe ser MUY importante. Las maravillas de los sistemas de salud socializados. Son las historias de horror que nunca faltan en cualquier reunión social.
Una señora de 59 años de la provincia de Québec hizo quimioterapia por cuatro meses antes de enterarse de que en realidad no tenía cáncer. Se trató de un error de diagnostico. Entre otras cosas, perdió casi 30 kilos de peso, perdió el cabello y, como si fuera poco y por el mismo precio, se contagió de la bacteria c. difficile, que pulula en los hospitales de Montreal y ya causó varios muertos.
Por supuesto, mucha gente me podrá decir, y de hecho es una de las defensas que se hace del sistema, que esto mismo pasa en muchos países del mundo, aún en los que no tienen sistemas de salud socializados. Es cierto. Pero, la gran diferencia es que en un país normal, donde el estado no es el responsable último del cuidado de la salud, los doctores se cuidan muchísimo más de este tipo de errores. Si no lo hacen, y no tienen un seguro adecuado contra la mala praxis, sencillamente no tienen oportunidad de cometer otro error igual. No vuelven a practicar la medicina. En Canadá, no pasa absolutamente nada. Business as usual. Son los gajes de oficio, o los gases del orificio.
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