May 7, 2007

Hellboy

8 años después de haber dejado el cargo y de unos diez presidentes, seguimos hablando de Menem:

Menem: persona incomprensible, hombre que no ceja, reiterado presidente argentino con apariencia frágil y titubeante que alberga en sí íntimas cualidades para ocupar espacios de poder público y sorprender a cuantos lo observan; poderoso que no lo parece, hoy ya disminuido pero incapaz de aceptar tal límite; inverosímil pero efectivo seductor de hombres y de bestias, de mujeres y de gente sencilla, de empresarios y protagonistas de la política internacional; individuo con apariencia de marioneta y mirada inocente de niño bueno, con líquido en los ojos y cejas en alza, que hechizó y enamoró a su país haciendo travesuras que unos festejaban o compartían y otros abominaban con tal celo y persistencia que se diría habían sido cooptados por su peculiar magnetismo; ejemplo y arquetipo de malo, agujero negro para el pensamiento político del sentido común, que no penetra las apariencias ni entiende la realidad de los hechos de fuerza; sucesor durante una década de la línea de liderazgo peronista, a la que mejoró y adaptó a su tiempo, repitiendo las acostumbradas costumbres de demagogia, patriotismo, enriquecimiento ilícito y manejo artero de los grupos humanos; turco argentinado que luce tosco y simplón pero logró durante mucho tiempo tener a todos dependiendo de sí; político creativo dotado de un manejo natural de las situaciones, a las que abordaba desde perspectivas muy poco usuales.

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