Se desvanecen las esperanzas de una alangarcización de Daniel Ortega en Nicaragua. Once a presumptuous asshole, always a presumptuous asshole:
La rápida reanudación de las relaciones diplomáticas con Corea del Norte se inscribe en un marco de intensificación de los vínculos de Nicaragua con Venezuela, Cuba e Irán. Por aquello de “dime con quién andas”, sumado al lamentable pasado del propio Ortega, ésta es una señal que no puede pasar inadvertida. Más allá –ciertamente– de las habituales cortinas de humo que (a la manera de todos los gobiernos que militan en la izquierda radical) levanta Ortega para tratar de sugerir que es un moderado que ha cambiado su visión del mundo. No parece ser así. Ni Irán, ni Corea del Norte, transmiten moderación. El dictador Chávez, menos todavía. En poco tiempo, me temo, volveremos, lector, sobre todo esto.
A lo antedicho se suma (como también es habitual en la izquierda radical, desde que algo similar sucede en Bolivia y en la propia Venezuela) el anuncio de la puesta en marcha de un nuevo programa de alfabetización para los nicaragüenses. Bautizado como “Campaña de Alfabetización José Martí”, sigue a la conocida “Cruzada contra la Oscurana” (“oscurana” es, para los nicaragüenses, sinónimo de ignorancia) que Cuba llevó a cabo en los ochenta en Nicaragua, en tiempos del sandinismo revolucionario.
Pero, a diferencia de los 80, esta vez seguro que sale bien. Con Seguridad Odol.
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