¿Chávez o Fullop?

Me encantó la encuesta de Gustavo Lazzari en la Fundación Atlas 1853:

Hugo Chávez es hijo del esfuerzo ajeno. No inventó ni fabrica el petróleo que le da el poder. Resulta atractivo para hombres y mujeres de la política. A muchos funcionarios les tiemblan las piernas en cada entrevista con el líder bolivariano. En un reciente acto público, en Buenos Aires, congregó poco más de 8000 personas en un estadio de segunda división. La mayor parte de los asistentes recibieron estipendios para que asistan. El resto consistía en políticos excitados con las diatribas del líder del “socialismo del siglo XXI”.

Chávez baila por un sueño propio. Frente a los pocos miles de fanáticos dijo textualmente que trabajaba por “el sueño del Che Guevara, que era hacer un Viet Nam en cada país de América Latina”. Es decir que el sueño guevarista de Chávez es violencia, resentimiento, odio y frustración.

Por su parte Catherine Fullop es hija de su propio esfuerzo. Su atractivo depende de su esfuerzo tanto o más que de su don natural.

Fullop congrega a decenas de miles de personas en cada temporada teatral. Dichas personas pagan costosos tickets para verla. En TV tiene no menos de 30 puntos de rating que representan más de 3.000.000 de personas.

Catherine Fullop baila por un sueño ajeno. Pone todo su talento, esfuerzo, y simpatía por el sueño de Rodrigo Esmella. Un cordobés que sueña con dotar a un hospital de todo lo necesario para tratar el cáncer de mama.

Fundación Atlas 1853 propone más que una humorada. Elegir entre Chávez y Fullop es más que una broma. Es la opción entre dos formas de ver la vida. El resentimiento o la belleza, el odio o el esfuerzo, la violencia o la alegría, el autoritarismo o los sueños.