May 13, 2007

Europa

Relacionado con este post sobre el futuro de Europa, el punto de vista de mi amiga Elena, desde España:

Está bien la presentación. Te lo dice una europea, che.

Uno de los mayores problemas del viejo continente es, irónicamente, su vejez. El estado del bienestar se basa en el desarrollo económico, y en una postguerra es fácil de concebir y mantener: trabajo para todo el mundo y, cuidado, todo el mundo con ganas de trabajar.

Pero en la sociedad industrializada y desarrollada del outsourcing y de la competencia de productividad y precios, la base en la que se sustenta el "izquierdismo social" europeo se tambalea. Cuando los que trabajan (y son productivamente competitivos) para mantener el estado del bienestar son 4 y hay 400 que desean recibir lo que dicen que ya trabajaron, es bastante dificilillo, ¿cierto?

En gran parte, Europa se desangra porque sus estados son muy, muy caros de mantener. Por una parte, su productividad no alcanza la media deseable para satisfacer la demanda de servicios competitivos. Por otra parte, nadie parece atreverse (a ver Sarkozy) a tirar por el suelo un siglo de tradición de estado "padre", responsable de sus ciudadanos al que se supone velador del bienestar común. Y así sigue la sangría.

Es un dilema, porque los europeos en general esperan que el estado les de lo que ellos creen haberle estado dando desde que nacieron, pero pocos se paran a pensar que si hay sólo 4 personas dando al estado sus ingresos, es difícil que el estado mantenga a 400.

Me parece un tema entre fascinante y preocupante, como europeita que soy.

2 comments:

  1. Totalmente de acuerdo. El estado bienestar es posible, pero cuesta. Europa tiene un futuro bastante incierto por delante.

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  2. Comparto lo que dicen Elena y Ramiro, pero habría que agregarle el tema de la inmigración.

    En el 2005, España regularizó la situación de 700.000 ilegales y los demás socios de la Unión Eurpea le dijeron de todo menos bonito por haberlo hecho. Pero gracias a la regularización, y al consiguiente blanqueo de imighrantes ilegales, España recaudó en el 2006 en concepto de aportes a la seguridad Social la bonita suma de 7.000 millones de Euros más que en el 2004. Y aquí aparece el gran problema: necesitan inmigrantes para que trabajen en blanco y coticen en la Seguridad Social, pero les rompe los quinotos que la mayoría de los inmigrantes sean sudacas, marroquíes (moros) o negros africanos (hipócritamente llamados subsaharianos), rumanos, albanokosovares o búlgaros, especies estas últimas consideradas europeas ma non troppo.

    En este marco, en España los argentinos son la minoría inmigrante socialmente más aceptada por razones que van desde el origen europeo de muchos, pasa por el nivel de educación de la mayoría (aquí, el 67% de los argentinos tiene secundario completo, de ellos un 38% tiene grado universitario y el resto tiene algún oficio como albañil, pintor, plomero o mecánico o se las rebusca de mozo) y termina en algo tan simple como que les gusta la forma de hablar de los argentinos.
    Ahora bien, si por casualidad se te nota que tenés algún antepasado indio, la cosa cambia bastante y serás tratado como sudaca, es decir, como ecuatoriano, boliviano, dominicano y otros. La Poli y los Guardias Civiles te pedirán documentos a cada rato, tus hijos irán a una escuela pública donde habrá como mucho un 15% de españoles, nadie te alquilará nada a menos que sea en un barrio donde ya hay otros inmigrantes, etc., etc.

    El dilema europeo queda planteado en otros términos: necesita más trabajadores activos, no les gustan los que vienen porque son de diferente RAZA porque si te llamás García o Hernández pero tenés pinta de indio tampoco te aceptan. Los argentinos zafamos porque la gran mayoría de los que emigran no tienen aspecto indio y somos más o menos blancos.
    Toda esta cuestión RACISTA se disfraza mediante artilugios jurídico-legales que tienden a impedir la entrada, pero están realmente jodidos porque NECESITAN A LOS INMIGRANTES.

    Los partidos progresistas europeos podrán decir lo que quieran contra el racismo, pero la realidad es que muchos de sus votantes son racistas y ni hablar de los que militan en partidos como el PP.

    José María

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