Realmente me da asco leer a Mariano Grondona hoy haciendo malabarismos para tratar de comparar a Kirchner con Menem. Es un recurso muy utilizado, la administración actual es de lo peor que conocimos en nuestra historia pero para criticarla debemos sostener que las anteriores fueron iguales o peores.
Es posible hacer algunos paralelismos en el origen de ambos presidentes como gobernadores de provincias con un fuerte manejo personalista, pero ahí terminan las similitudes. Durante el gobierno de Menem las instituciones funcionaron a pleno, tan a pleno como no lo habían hecho nunca en la historia reciente del país. Las libertades individuales, tanto políticas como económicas, tuvieron una vigencia como nunca antes en historia del país, a tal punto que el periodismo decía y hacía lo que venía en ganas, muchas veces mintiendo o exagerando descaradamente para atacar al gobierno.
Si tuviéramos un mínimo de honestidad intelectual deberíamos por lo menos reconocer que si todavía se produce y exporta algo en la Argentina, si todavía tenemos energía eléctrica, agua potable, teléfonos y transporte, es gracias a las inversiones que se realizaron durante esos años. Lo único que hace posible y sostiene el populismo kirchnerista es la caja que obtienen comiéndose las inversiones de esos años.
Podemos estar más o menos de acuerdo en los objetivos y en como se hizo, pero se trató de un intento, fallido si se quiere, de modernizar al país y de reinsertarlo en el mundo.
No podemos ser tan miserables como para habernos olvidado o pretender que todo, absolutamente todo, da lo mismo. Porque si insistimos, estamos condenados a seguir repitiendo los mismos errores de siempre, ya que nunca vamos a saber qué es lo que funciona y lo que no funciona.
Totalmente de acuerdo, Luis. Una persona inteligente como Grondona no puede ignorar, si es que tiene un mínimo de memoria, las diferencias, que no se reducen a lo económico: jamás en esa época se persiguió, ni combatió, ni apretó a los opositores, ni a la prensa, ni a los empresarios, ni a los jueces. Se criticaba al gobierno y al propio Menem con una absoluta libertad, que llegaba hasta el ensañamiento. Los "ex" montoneros, en gran número, fueron incorporados como miembros de alguno de los tres poderes, o como funcionarios ("Montoneros, soldados de Menem", de Viviana Gorbato). La izquierda no fue combatida (como lo es ahora el "neoliberalismo"), como no se atacó jamás a nadie por sus ideas, ni por sus críticas. El presidente no usaba a los medios oficiales para hacer publicidad del gobierno o de los gobiernos amigos.
ReplyDeleteDesde el punto de vista republicano, para el que no se conforme con las comparaciones económicas, el gobierno de Menem fue mucho más tolerante, más respetuoso del disenso y de la crítica; no se acercaba a monstruos como Castro o Chávez y en política internacional, tenía una idea clara de lo que convenía al país.