Esta es la Argentina desquiciada, la de los ojos en la espalda. Si se trata de un terrorista, sospechado de terrorista o alguno de sus familiares o allegados, la platita de la indemnización la tenés ya, contante y sonante. Te lo garantiza el aparato político. No importa que te hayas alzado contra el orden institucional y que te hayas pasado la Constitución y el voto popular por ya sabes donde.
Ahora, si se trata de un soldado profesional, de las fuerzas armadas regulares, cumpliendo con su deber dentro de la ley, bajo el mandato de las Naciones Unidas, mejor esperar sentados porque la plata de la indemnización se la fumó el mismo aparato político.
Después nos preguntamos por qué nos va como nos va. Con estos incentivos no podemos tener otros resultados.
Es de no creer que se afanen la plata que manda la ONU para indemnizar a un herido o la familia de un militar que murió en una misión de "peace keeping"
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