Las soluciones geniales de hoy son los gravísimos problemas de mañana. Este es el punto de vista de Roberto Cachanosky:
El punto central del problema es que la emisión para mantener el tipo de cambio alto produce inflación. Para disimularla, el Gobierno primero controló los precios y luego, superado por el tsunami de la realidad, intervino el INDEC. Sin embargo, lo concreto es que los precios siguen aumentando y el tipo de cambio real cae cada vez más. Al caer el tipo de cambio real, o “competitivo” como lo llama el Gobierno, las soluciones posibles son dos: a) bajan los precios internos, o b) sube el tipo de cambio nominal. Como los precios internos no bajan, sino que suben por efecto de la inflación, la única alternativa es que suba el tipo de cambio nominal. Pero como, por el diseño de la política económica, el tipo de cambio tiende a bajar, el Gobierno tiene el problema de no poder subir el tipo de cambio nominal a pesar del endeudamiento del Banco Central y la emisión monetaria. ¿Cuál es la “solución” que tiene el Gobierno? Que el tipo de cambio real termine de licuarse hasta que se produzca una corrida cambiaria y el dólar suba. La paradoja es que la “solución” es una crisis financiera y cambiaria. Claro, alguno preguntará: ¿es posible que el tipo de cambio se dispare? Mi respuesta es: lo mismo decían cuando negaban la posibilidad de una crisis energética o cuando se afirmaba que los controles de precios eran restringidos y por un tiempo breve.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.