Jun 29, 2007

Riqueza

La editorial de La Nación de hoy explica como el gobierno dibuja las cuentas fiscales a gusto y placer. Para mayo de este año anuncian un superávit 36% superior al de mayo del año pasado porque contabilizan como corrientes los ingresos por única vez producto de la confiscación de fondos jubilatorios de particulares del sistema de capitalización.

Tal vez lo más interesante del tema sea llegar por casualidad a estas declaraciones de la ministra de economía:

Desde el punto de vista de los que perdieron la titularidad de esos fondos, se trata de una confiscación lisa y llana que no contó con su anuencia ni consulta previa. Resultan inaceptables las declaraciones de la ministra de Economía, Felisa Miceli, quien dijo que esta reforma previsional "trae aparejada la recuperación por parte del Estado nacional de estos recursos que fueron quitados cuando se hizo la reforma en 1994 y que son legítimos fondos del Estado". Ni fueron quitados ni nunca pertenecieron al Estado. En rigor, esa declaración denota más bien un acto fallido acerca del real pensamiento oficial, en el sentido de que el destino último de estos fondos será engrosar las arcas fiscales para justificar el preocupante aumento del gasto.

Es extraordinario, pero pocas veces es posible ver con tanta claridad la raíz ideológica de los problemas que enfrenta el país.

El problema pasa por la definición de riqueza que impera en nuestra sociedad. Entre nosotros, aún entre los que se dicen "liberales" o no se consideran del arco del socialismo nacionalista, la riqueza es principalmente lo que está, lo que existe, el stock. La riqueza es algo que existe y todo es cuestión de repartirla equitativamente. De más está decir que el rol de distribuidor de riqueza recae invariablemente en el estado. Las relaciones entre las personas y entre los países son siempre ecuaciones de suma cero. Si la torta es siempre la misma, para que alguien gane, alguien necesariamente tiene que perder. Si yo como dos pedazos, alguien se queda sin el suyo.

Si la riqueza ya existe de antemano, sólo es cuestión de repartirla y ese rol recae en el estado, la riqueza debe ser de propiedad estatal. La riqueza en manos de ciudadanos particulares o de organismos no estatales es por definición un robo y una injusticia.

Según este punto de vista, países como Argentina son “ricos” porque cuentan con abundantes "recursos naturales" y todo intento de explotarlos es de por sí un despojo. La única manera de minimizar el saqueo es que su aprovechamiento sea realizado por el estado a través de empresas estatales.

Y, de más está decirlo, en países donde predomina esta particular visión del mundo las confiscaciones son un acto de justicia social digno de elogios.

1 comment:

  1. Muy bien dicho.
    Los países salen adelante creando, y no repartiendo, riqueza.

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