Muy interesante la columna de Marcos Aguinis en La Nación de hoy sobre Margherita Sarfatti, el amor judío de Mussolini. No conocía esta historia.
Es increíble, pero hasta el sátrapa más miserable se las arregla para hacerse de sus apologistas, sino miren lo que sigue pasando con Castro o la cantidad de “intelectuales” en todo el mundo a los que les sigue titilando el ano ante la sola mención de Chávez o Evo Morales.
Pero, la historia enseña que los que se prestan a ser utilizados como forro, terminan como forro.
Ay papi! que titilada!
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