Aug 3, 2007

Depre

Cada vez que voy al hospital me queda la misma sensación. Pero, con la alegría y el alivio de irme cuanto antes, al final se me pasa de escribir algo al respecto.

Ir al hospital o sanatorio/clínica nunca es agradable en ninguna parte del mundo, aunque hablemos del Otamendi en Buenos Aires, que parece un hotel cinco estrellas. Pero por acá el estado de mantenimiento general suele dejar bastante que desear. Si bien no se caen a pedazos ni se los comen las cucarachas o roedores, muchas paredes están descascaradas y hay manchas de humedad en los cielorrasos. Los hospitales suelen ser muy viejos y fueron parchados, remendados y ampliados sucesivamente y se nota.

Seguramente me dirán que peco de exquisito o que soy superficial porque, después de todo, lo importante es la calidad de la atención médica y no la hotelería. Puede ser.

En teoría en Canadá, la calidad de la atención médica no debiera ser un reflejo del estado general de los hospitales, con camillas con pacientes en los pasillos, y espero honestamente que sea así. Por las dudas, le prendo una vela a San Enema.

No se preocupen, cuando salga en DVD alquilo “Sicko” y se me pasa todo.

5 comments:

  1. la enema no cura pero entretiene...

    bonne chance louis!!!

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  2. Louis, el tema de la salud en Canadá está tratado en la excelente película "Las invasiones bárbaras". Es muy similar a tu descripción. Así que prendele no una sino dos velas a San Enema.

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