Aug 27, 2007
Corrida cambiaria
Roberto Cachanosky. Insisto, la Argentina hace rato que perdió el privilegio de tener moneda propia:
Durante décadas, los gobiernos argentinos han utilizado la emisión monetaria como mecanismo de financiamiento del gasto público, como medio de cobertura al sistema financiero y para realizar manejos arbitrarios del tipo de cambio. En otras palabras, han creído que el BCRA podía emitir cualquier cantidad de moneda sin tener que pagar los costos de inundar el mercado con billetes sin ningún valor. Por eso tuvimos procesos inflacionarios agudos, luego megainflación y, después, hiperinflación. Décadas de desmanejo monetario llevaron a que la gente considerara al Estado como un emisor de moneda no confiable.
La tan criticada convertibilidad no fue establecida por un convencimiento pleno de los beneficios que podía aportar, sino porque el mercado ya no creía en el BCRA como un emisor responsable de moneda. Para que la gente aceptara nuevamente los billetes emitidos fue necesario, entonces, sancionar una ley que dijera que por cada peso en circulación había un dólar de respaldo en el BCRA. Por lo tanto, hay que tener en cuenta que, durante la convertibilidad, los pesos no eran en verdad una moneda: la verdadera moneda eran los dólares, porque la gente sólo aceptaba los pesos sabiendo que el BCRA tenía un dólar por cada peso en circulación. Es decir, durante la convertibilidad los pesos eran simples recibos que emitía el BCRA contra los dólares que tenía en las reservas.
Desde que se abandonó definitivamente el patrón oro, los sistemas monetarios están basados en la confianza del emisor. Hoy, la gente confía más en el dólar o en el euro que en el peso argentino, pero la inmensa mayoría de esa misma gente desconoce qué figura en el activo y en el pasivo de la Reserva Federal o en el balance del Banco Central Europeo. ¿Por qué, si la gente no sabe qué hay en los balances de esos dos bancos centrales, igual cree en las monedas que emiten esas instituciones? Porque confía en la calidad de las instituciones jurídicas, políticas y económicas de esos países. Sabe que sus gobernantes podrán cometer ciertos errores monetarios, aunque sin llegar a disparates como los que se hacen en nuestro país. Sabe que los presidentes de esos bancos centrales son independientes del poder político. En cambio, tiene en claro que en la Argentina el BCRA es un apéndice del poder político y que ese poder político puede llegar a cometer cualquier barbaridad con la moneda con tal de tratar se salvarse o no enfrentar la realidad.
Cuando el gobierno kirchnerista se llena la boca con los U$S44.000 millones de reservas que dice que tiene el BCRA no está contando toda la verdad, porque no dice que la mitad de esas reservas fueron compradas con deuda emitida por el mismo BCRA, que paga una tasa de interés en dólares que es el doble de lo que paga por la colocación de las reservas. Es decir, hoy el BCRA tiene pérdidas por acumular reservas.
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