Más de Frederick. Una carta personal, pero que me parece, merece ser compartida:
Querido Ramiro:
No te olvides que se viene mi cumple, eh? Andá mandando un regalito, eh?
Estaba pensando en el Frederick del año 70. Ese que perdía horas en el pupitre en el aula de 4to grado del Sagrado. Me perdía horas pensando como sería el año 2000. En el año 2000 vería los autos volar por los cielos tucumanos e imaginaba que yo tendría uno color plateado para ir con mi esposa y mis hijos a pasear a San Javier los fines de semana.
Creía que nuestras vacaciones serían en Marte o en la Luna y que tendría un robot enorme y lleno de luces que me llevaría café a un living transparente con sillones automáticos.
Imaginaba que tendría un placard de enteritos plateados (para hacer juego con el auto) y usaríamos botas con un foquito en la punta, una suerte de linternita, para caminar de regreso del cine en el que en lugar de una pantalla. La película sería interpretada en vivo por actores que morirían en serio (y resucitarían a tiempo para la próxima función).
Que en mi casa (una flotante, por supuesto) tendría un aparato con un menú de comidas y bebidas en el que seleccionaría mis alimentos con solo presionar un botón. Las calles tendrían un techo gigante de vidrio transparente que climatizaría el ambiente y evitaría la incomodidad del chaparrón a todos aquellos insufribles que se quejan todo el tiempo de la lluvia.
Faltan 25 días para el Lunes 27 de agosto de 2007, día en el que voy a cumplir mis 46 años -y todavía hay sulkys en las calles.
El auto más genial que surca la Santiago (pleno Barrio Norte) es aquel que usa nafta de verdad y tiene un baúl para guardar cosas, y no un tanque de gas. Los vuelos en el aeropuerto operan con 12 horas de atraso en días buenos porque no podemos comprar un puto radar, que vale menos que un buen caballo. A San Javier ni pienso visitar de solo pensar en las maniobras de cambios, rebajes y frenadas para transitar por sus curvas que antes tenían baches, ahora sería más apropiado decir que tienen pedazos discontinuos de pavimento. Y el callito que me salió en el dedo chico del pie izquierdo me mata de dolor por el cuero del zapato negro que no tiene nada que ver con las botas plateadas con linternita.
Si ves alguna criatura inocente llena de sueños por ahí, hacele un favor. Dale un tincazo de parte mía.
Y para mi regalo de cumpleaños quiero...
Frederick
Te lo decía en un comentario anterior: Subdesarrollo full – full, con aire acondicionado. Eso sí, tenemos dignidad para hacer dulce.
ReplyDeleteMuy bueno!
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