Aug 5, 2007

¿Quién nos libertará de nuestros libertadores?

Mariano Grondona sostiene que la Argentina contemporánea es más bolivariana que sanmartiniana. Me temo que tiene razón:

Hay dos maneras de fundar un régimen político. Una es prolongar sin plazos el poder del que ha liberado al país de su antigua dependencia. Este fue el método de Bolívar. La otra es abrir el juego del poder a nuevos actores para que, entre todos, habiliten la "libertad interna" de los ciudadanos. Este fue el método de San Martín. Un método que, en vez de exaltar al libertador de la antigua dependencia, lo llevó en dirección del renunciamiento.

Este es el método que no inaugura la pasajera exaltación de un hombre, sino la larga vigencia de un sistema. Es que los fundadores de un sistema sólo lo son cuando se van. Tenemos altos ejemplos de ello en América. George Washington, el primer presidente de la democracia norteamericana, sólo la fundó de verdad cuando, después de haber ejercido el poder por dos períodos sucesivos de cuatro años, entre 1789 y 1797, decidió irse a su granja como el héroe romano Cincinato. Fue a partir de ahí que los Estados Unidos iniciaron su larga travesía republicana, que lleva más de dos siglos de ininterrumpida vigencia.

Pero el ejemplo de Washington no ha sido el único en América. En 1994, después de haber ejercido por cuatro años la presidencia de Chile tras la dictadura de Pinochet, Patricio Aylwin resistió a pie firme las presiones que lo incitaban a promover el cambio de la Constitución para ser reelecto. La república estable que es hoy Chile nació en ese momento de renunciamiento, porque, desde su gran ejemplo inaugural, ninguno de los sucesores de Aylwin ha pretendido la reelección inmediata. El Chile de hoy es una auténtica república porque no prevaleció en sus inicios ningún "bolivariano".

Pero no habría que irse demasiado lejos de nuestras playas para encontrar otros presidentes "sanmartinianos". La fórmula del renunciamiento no pudo aplicarse entre nosotros en vida del Libertador porque la "dictadura perpetua" de Rosas duró de 1829 a 1852. No bien aprobada la Constitución de Alberdi que todavía nos rige, empero, Urquiza, el primer presidente constitucional, no buscó ser reelecto. Después vino la serie de los grandes presidentes, de los Mitre, Sarmiento, Avellaneda y Roca, ninguno de los cuales aspiró a ser reelecto de inmediato y sólo uno de los cuales, Roca, fue reelecto después de dos períodos de seis años, en cuyo transcurso otro presidente de la talla de Pellegrini pudo gobernarnos. La Argentina del impar crecimiento económico de fines del siglo XIX y de principios del siglo XX, en suma, no fue bolivariana sino sanmartiniana.

2 comments:

  1. Lamentablemente coincido. Nuestro primer bolivariano fue Rosas, y luego vino Perón. Ahora tenemos a Néstor. Todo muy degradante y, para mi modo de ver, bastante apátrida también. ¡Volvé, Alberdi!

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  2. Para ser honestos, Menem no fue diferente a Kirchner en este aspecto.

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