La Argentina es el país de los eternos retornos, donde todo es posible y está a la vuelta de la esquina, excepto la racionalidad y la normalidad. Como no podía ser de otra manera, después de la inflación, los controles de precios, el desabastecimiento, los enfrentamientos y las divisiones sociales, ahora vuelve el aventurismo militarista de la mano del nuevo misil “Cóndor”.
Vuelve el misil que hacia las delicias de Alfonsín, financiado por sus amigos libios, mientras se paseaba por el mundo llenándose la boca de pacifismo y firmando cuanto documento y tratado por la no proliferación de armas circulaba por el mundo.
Las Fuerzas Armadas tendrán una capacidad operativa de unos 22 minutos en días soleados, los cortes de luz serán moneda corriente, contar con un radar operativo en un aeropuerto será un lujo inalcanzable y la infraestrctura básica se caerá a pedazos pero nos vamos a dar con el gusto de tener un misil argentino, qué joder.
Yo creo que para ser más coherentes le debería cambiar una consonante del nombre y pasar a ser el misil “Condón”, porque todo esto sin duda es una forrada monumental.
Pero a no preocuparse, esta vez seguro que sale bien.
sumale que volvemos a producir uranio y tenemos un rogue state!!!
ReplyDeleteLa observación de Sine Metu es exacta. Mantenemos estrechas relaciones con uno de los chicos malos del momento, nos jugamos a desarrollar tecnología balística en secreto, y resucitamos la producción de uranio justo cuando el tema, en manos de los amigos de nuestros amigos está que quema.
ReplyDeletePero mientras tanto, la capacidad de fuego sostenido de las FFAA alcanza a media hora (+/- 5 minutos), el stock de combustible de los vehículos militares les da una autonomía de 50 kilómetros por autopista, y hay -en todo el país- menos de una docena de aviones militares capaces de despegarse del suelo. Eso si, con sifones de soda como único armamento.
Pero construímos "soberanía" haciendonos los pistolas.