Relacionado a mi pregunta anterior, el punto de vista de Jorge Ávila:
De golpe, arrecia la incertidumbre por una crisis de liquidez bancaria en EEUU y Europa que ha encontrado aquí un escenario muy combustible, pertinazmente armado a lo largo de la gestión del Dr. Kirchner. El congelamiento de las tarifas públicas restringió la oferta de energía y las empresas recortan sus planes de inversión ante la perspectiva de escasez de este insumo básico. El gasto público aumenta alocadamente y el superávit fiscal consolidado (después del pago de los intereses de la deuda) se esfuma. La intervención del INDEC, que permite falsificar el dato de inflación minorista, constituye un default técnico sobre la deuda en pesos indexada por CER. Este nuevo default revive los peores fantasmas del default de 2002 porque las deudas con el Club de París y con los bonistas que no aceptaron el canje de 2005 siguen pendientes, aunque el Gobierno haga de cuenta que no existen. Y de postre, la inflación creciente, que los inversores perciben como un anticipo de ajustes, problemas y conflictos.
A los factores de incertidumbre reseñados se suma el año electoral. Lo dije en otra ocasión, desde el retorno de la democracia no hay año de elección presidencial en el que la economía no tiemble. En la recta final a la elección, ¿quién gana? ¿Estamos seguros de que ganará la Sra. de Kirchner? Con el paso de los días, la segunda vuelta se hace más probable. El interrogante se concentra así en el candidato que saldría segundo en la primera vuelta, ya que él captará los votos de todos aquellos que no queremos una segunda presidencia Kirchner. Hasta ahora el segundo candidato en intención de voto parece ser Lavagna, quizá Carrió. Lavagna nos ofrece una economía kirchnerista civilizada, con apoyo alfonsinista y duhaldista. Carrió, aunque nos anuncia que Alfonso Prat-Gay sería su ministro de Economía, nos genera un enorme interrogante sobre su política económica y su capacidad para gobernar. En suma, ambos candidatos tienen raíz en la Unión Cívica Radical y, como bien sabemos, los gobiernos prohijados por este viejo partido adolecen de confusión en materia económica y de posicionamiento internacional, y terminan cayéndose. Estoy convencido de que el primer deber de un gobernante (presidente, gobernador o intendente) es cumplir su término porque sino sobreviene la anarquía. Luego vienen la reforma económica, las relaciones exteriores, la asistencia social y otras loables metas.
Aun con segunda vuelta, lo más probable es que gane la Sra. de Kirchner. Quizá sea lo mejor, en vista de las alternativas. Es una lástima que ella sea tan poco convincente. Su oratoria impostada, sus pretensiones intelectuales y sus gestos rebuscados son tan ridículos que cuando la veo por televisión siento vergüenza ajena.
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