Roberto Cachanosky sobre lo que le espera al próxino gobierno:
De seguir la actual estrategia económica, la reestructuración de precios relativos tendrá que ser realizada en un contexto de inflación creciente, con tasas significativamente alejadas de las que marca el Indec. Ir corrigiendo el precio del combustible y del gas, con atrasos que van desde el 100% hasta el 200% no es tarea fácil de llevar a cabo en momentos en que el salario real está siendo erosionado por efecto de la inflación que se trata de disimular. Realizar este tipo de ajuste bajo presiones inflacionarias ya existentes requiere un sólido respaldo político teniendo en cuenta los problemas sociales que pueden llegar a suscitarse cuando se corra el telón y quede al descubierto la cruda realidad que durante tanto tiempo se trató de esconder. Otro dato que no es menor pasa por el tema fiscal. En el período enero-julio de este año los ingresos corrientes aumentaron el 38% respecto de enero-julio de 2006, mientras que los gastos corrientes subieron el 52%, reduciendo el superávit fiscal un 21%. Es evidente que el traspaso compulsivo de afiliados de las AFJP al sistema de reparto no alcanzó para financiar la fiesta de haber otorgado jubilaciones a personas que nunca habían aportado al sistema. Pero también es claro que el aumento del 70% en las transferencias discrecionales del Ejecutivo a las provincias constituye parte del soporte político del Gobierno. Teniendo en cuenta que el apoyo político del oficialismo está en los gobernadores e intendentes K, sostener ese apoyo discrecional hace al poder político.
El problema es que la caja no es interminable, como de hecho podemos apreciarlo en la caída del superávit fiscal. Llegará un momento, entonces, en que la caja no alcanzará para subsidiar el transporte, la energía, la reestatización del sistema jubilatorio y, además, tener resto para sostener el apoyo de intendentes y gobernadores. El superávit seguirá achicándose y será una frazada corta que si se tira para arriba dejará sin financiamiento a los intendentes y gobernadores y si se la tira para abajo, dejará de haber financiamiento para los subsidios a la energía y el transporte. A mí me parece que si bien hoy la gente siente el impacto de la inflación en sus bolsillos, todavía no entró en pánico porque las cuentas de luz, gas, teléfono, agua y el boleto de los trenes y colectivos siguen sin moverse. Podemos decir que parte de la fiesta de consumo de los últimos años se financió, en cierta medida, retrasando estas tarifas de servicios públicos más el precio del combustible.
Si, pero por favor no olvide que tanto Cachanosky y Avila, aunque ambos son de mi agrado, no han acertado en sus pronósticos económicos para la Arg.
ReplyDeleteEl timing es importante.
Anónimo, Gracias por tu comentario. No soy un experto en el tema, pero la economía no es una ciencia exacta. Si de pronósticos exactos se tratara, no hay economista que se salve.
ReplyDeleteCon el paso del tiempo, lamentablemente se han ido cumpliendo las advertencias tanto de Ávila como de Cachanosky (ejemplo: inflación, reducción de superávit, crisis energética, caída de las inversiones, etc.), no porque se trate de un par de genios de la economía. Cualquier hijo de vecino con un mínimo de preparación y algo de memoria, o con ganas de leer los diarios de la época, sabe exactamente cómo terminan estos experimentos intervencionistas. No hace falta hacer futurología.