Sep 22, 2007

Dibujos

Relacionado con el artículo de Enrique Szewach y los goles de Maradona que publiqué hace unos días, el Profesor Julio me manda este comentario muy interesante por mail. Yo insisto en que estamos empeñados en un profundo ejercicio de autoengaño colectivo:

En cuanto al artículo de Enrique Szweach, al margen de los aciertos, me parece que es demasiado generoso con el gobierno, y admite con demasiada ligereza que aunque sea ayudados por la suerte, se hayan hecho goles.

Como varias veces lo señalaste -y yo también- las estadísticas de crecimiento en pesos, aunque se deflacione el producto bruto nominal conforme al índice de precios implícitos en el PBI, presentan varias distorsiones:

1- La más burda, que es el engaño estadístico. Simplemente, las cifras presentadas por un gobierno que controla todo, no son confiables. Me hacen acordar a las estadísticas soviéticas, que siempre mostraban guarismos impresionantes de crecimiento, o a las del gobierno cubano, que "informa" un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en el 2006 del 12,5%.

2- Las distorsiones en los precios relativos. Un "modelo productivo" -como se autocalifica- que procura el cambio de precios relativos hacia los bienes y en contra de los servicios, sobrevalora el crecimiento total de la economía, si la caída de los servicios es infravalorada.

Por ejemplo: supongamos una economía en la que, para simplificar, el 50% del PBI está representada por bienes, y el 50% por servicios (en realidad, en las economías modernas los servicios representan una proporción creciente). Supongamos también que un determinado lapso, los precios de los bienes se multiplican por 2,5, y los precios de los servicios, por 1,5. Situémonos en la hipótesis de que el aumento físico del producto en bienes, es del 20%; y que los servicios no incrementan su producto en términos reales.

En un ese intervalo temporal, el crecimiento del producto nominal, en bienes, supone su triplicación (50 x 2,5 x 1,2 = 150); y el de los servicios, su multiplicación por 1,5 (50 x 1,5 x 1 = 75). En esas condiciones, el producto nominal se incrementa 2,25 veces (150 + 75 = 225).

Ahora bien: el incremento, en términos "reales" o estadísticos, depende del denominador que adoptemos: si utilizamos un índice cuyo promedio ponderado se aproxime al incremento de los precios de los servicios -o en otras palabras, si se deflaciona tomando una inflación baja- aparecerá la economía creciendo en forma espectacular:

1. En el extremo de que se adopte como tasa global de inflación, la tasa de crecimiento de precios de los servicios -justamente el caso argentino, en que los índices no reflejan los enormes incrementos de precios de los bienes transables- el resultado será un fenomenal crecimiento: 225/1,5 = 150. Supuesta tasa de crecimiento del PBI real: 50%.

2. Si, en el mismo ejemplo, ahora deflacionamos dividiendo por 2,5 (incremento de los precios de los bienes transables), el PBI "real" será de 90, es decir habrá decrecido un 10% (225/2,5 = 90).

Ninguna de las mediciones es realista, pero en tanto nos acerquemos a un extremo o al otro, los resultados se aproximarán a alguna de las puntas. Como las mediciones argentinas tienden a parecerse a la del acápite 1., la tasa de crecimiento que muestran las estadísticas oficiales está inflada.

Lo mismo puede decirse del salario real, que sólo aparece incrementado si se relacionan aumentos nominales en pesos, con inflación truchada.

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