José Luis Espert sostiene que ya no hay ni superávit fiscal ni de cuenta corriente:
Después del fracaso total en 2006 del control de precios del sabio de Guillermo Moreno (bajaron sólo por la prohibición para exportar carne), el gobierno en 2007 decidió directamente dibujar la inflación. Esto ha traído como consecuencia que se mienta con: el costo de la canasta básica total y de la canasta básica alimentaria; con los niveles de pobreza y de indigencia; con la distribución del ingreso y con el aumento de la deuda pública. Recientemente el Presidente anunció los datos del desempleo del segundo trimestre sin que la gente seria del INDEC haya movido un dedo para su cálculo (es muy sospechosa la caída de la oferta de trabajo) y poco más tarde se publicó un dato de la producción industrial de julio que tenía una versión en la que se excluía el sector que más había caído (el acero) con argumentos para descostillarse de la risa como la “conclusión del proceso de inversión”. Tampoco ha existido "desendeudamiento" porque la deuda pública hoy es sólo US$ 8.000 millones más baja que en el momento previo al estallido de la convertibilidad en diciembre de 2001 a pesar de que las bajas brutas superan los US$ 100.000 millones.
Pero una de las mentiras más fuertes de este kirchnerismo que vino a redimirnos de las calamidades menemistas, es de que tanto el superávit fiscal como el de las cuentas externas constituían políticas de estado que no se negociaban bajo ningún punto de vista.
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