Pasillos y notitas con cinta adhesiva

Los administradores del sistema de salud de cobertura universal de Québec, y me temo que el principio aplica al resto del país, están profundamente convencidos de las propiedades curativas de los pasillos de los hospitales y de las notitas pegadas con cinta Scotch.

La semana pasada mi médico decidió que era mejor hacerme quedar unos días en el hospital para tratar un clásico del sistema, una infección, y estuve 48 horas (repito, cuarenta y ocho horas) en una camilla estacionada en una especie de corredor a la entrada de la urgencia. Como sencillamente no dan abasto, no tuvieron otra opción que resignarse, dejar de lado toda pretensión de calidad o refinamiento y cercaron con paredes de vidrio una sección de la sala de espera de la guardia del hospital. Ahí nos amontonábamos unos diez pacientes con distintos grados de sufrimiento y gravedad.

Eso sí, para que quede bien claro que se trata de un sistema Solidario, el lugar cuenta con simpáticas cortinitas para asegurar la máxima privacidad y preservar la Dignidad de los pacientes.

El modelo canaca no sólo se destaca por el tratamiento humanitario de los pacientes, además hace gala de la última tecnología. Spare no expenses. Para minimizar la posibilidad de error, asegurarse de que cada paciente esté perfectamente identificado y que reciba el tratamiento correcto, te pegan un papelito amarillo escrito a mano, con el nombre del paciente, con cinta adhesiva a uno de los barrales de la camilla.

Ojala fuera un chiste. Es la primera vez que lamento no tener un celular con cámara digital.

Un paseo por cualquier hospital es encontrarse con decenas de pacientes estacionados por los pasillos, muchos de ellos recibiendo tratamientos o curaciones. Las cortinitas están por doquier. Donde quiera que haya un pasillo hay lugar para un paciente más. Por lo menos, por ahora, no se les ocurrió echar mano a los compartimientos de inodoros de los baños.

Mejor no darles ideas.