Che-to

De regreso ya en California luego de unos días de vacaciones en Massachusetts. Caminando por Boston el viernes me enteré del Nobel de la paz a Al Gore. Inmediatamente sentí un gran alivio, ya que ese mismo día partíamos rumbo a Martha’s Vineyard para asisitir a una boda el día siguiente, y como todos los que vimos la película del gran santo americano sabemos, hay que apurarse si uno quiere ver la isla antes que quede sumergida en el Atlántico debido a los efectos del calentamiento global.

Recién bajados del barco, muertos de hambre, comenzamos la búsqueda de un lugar para comer algo que nos permita tirar hasta la cena. Así nos topamos con este grandioso boliche de la foto. El embajador del capitalismo no podía fallarme, mucho menos en una isla repleta de gente como uno, ricos y famosos donde los Kennedy son el equivalente de los Mamaní de mis pagos de Tafí del Valle.

Por supuesto, pedí hablar con el dueño para contarle que soy argentino. No es la primera vez que tomo gratis gracias al Che.