Oct 31, 2007

Un quemo

Los flatos de Hitler:

Guests at the Berghof, Hitler’s private chalet in the Bavarian Alps, must have endured some unpleasant odors in the otherwise healthful mountain air.

It may sound like a Woody Allen scenario, but medical historians are unanimous that Adolf was the victim of uncontrollable flatulence. Spasmodic stomach cramps, constipation and diarrhea, possibly the result of nervous tension, had been Hitler’s curse since childhood and only grew more severe as he aged. As a stressed-out dictator, the agonizing digestive attacks would occur after most meals: Albert Speer recalled that the Führer, ashen-faced, would leap up from the dinner table and disappear to his room.

5 comments:

  1. Ahora entiendo por qué se hablaba de que en el bunker de Hitler en Berlín, donde se suicidó, la atmósfera era pesada, casi irrespirable. Siempre pensé que era el olor de la derrota que flotaba en el aire, pero era algo mucho más vulgar bien acorde con esa bestia.



    YO (el enmascarado)

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  2. ¡La técnica de mi viejo cuando quiere expulsar clientes molestos de su estudio!
    Cambiando de tema, me parece que no me voy a poder acostumbrar al nuevo diseño. El anterior me parecía estupendo, y (para mi gusto, se entiende), hubiera sido perfecto con un fondo azul marino no muy oscuro en vez de naranja.

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  3. Claude, fue un cambio temporario por Jalowín.

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  4. Enmascarado, te digo en serio que no conocía esta faceta del régimen nazi. Es al pedo.

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  5. Hitler era insufrible. Tenía un grupo de gente que tenía que acompañarlo todas las noches, pues era insomne y madrugador, para ver las mismas películas berretas, escuchar siempre la misma música y las mismas opiniones embolantes sobre temas que no tenían nada que ver con guerra y política.

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