El Opinador Compulsivo

Emilio Cárdenas sobre cómo nos ven desde afuera. Muy triste;

Con alguna frecuencia, la lectura atenta de los diarios extranjeros nos permite ver, un poco mejor, cómo nos miran realmente desde el exterior. Sin caer en el “exitismo” propio de nuestro actual “ambiente”.

Nuestros diarios, en cambio, están expuestos a una doble deformación. La primera es la que tiene que ver con el viejo refrán que nos recuerda que “nadie es profeta en su tierra”. La segunda es aquella que deriva de situaciones en las que, como en la actualidad, el Poder Ejecutivo sigue de cerca lo que se dice desde los medios y premia -o castiga- las disidencias, de mil distintas maneras.

Por esto último, a veces la prensa local prefiere no hacerse “eco” de lo que, sobre nosotros, se dice en el exterior. Especialmente cuando (como suele suceder) los comentarios no son demasiado buenos. Por esto, lo que es bastante más preocupante, parece siempre estar dispuesta a tejer alguna alianza con las cadenas de medios, de las que uno sospecha cambian publicidad oficial y otros favores similares, por un seguro de “viento de cola” en las columnas del medio respectivo.